Bruselas - Bélgica 🇧🇪

BRUSELAS

Bruselas, la capital de Bélgica y sede de la Unión Europea, es una ciudad que destaca por su rica historia, vibrante cultura y arquitectura impresionante.


 Uno de los principales atractivos de Bruselas es la Grand Place, un impresionante conjunto arquitectónico que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Rodeada de majestuosos edificios góticos y barrocos, la plaza es el corazón de la ciudad y un punto de encuentro popular tanto para los lugareños como para los turistas. El Ayuntamiento y la Casa del Rey son dos de sus edificios más destacados, y durante el año, la plaza acoge eventos y festivales, incluyendo el famoso Tapiz de Flores que se celebra cada agosto.

El icónico Manneken Pis es otra de las grandes atracciones de Bruselas. Esta pequeña estatua de bronce de un niño orinando ha llegado a simbolizar el humor y la independencia belga. La figura se encuentra cerca de la Grand Place y suele vestirse con diferentes trajes en ocasiones especiales, lo que atrae a curiosos y fotógrafos. La cercanía de la estatua a la zona comercial hace que su visita sea casi obligada para quienes exploran el centro de la ciudad.

Bruselas también es conocida por su rica oferta cultural, que incluye museos de renombre. El Museo de los Instrumentos Musicales, ubicado en un magnífico edificio Art Nouveau, alberga una extensa colección de instrumentos de todo el mundo. Además, el Museo Magritte es un punto destacado para los amantes del arte, ya que presenta una colección dedicada al famoso pintor surrealista belga René Magritte.

La Catedral de San Miguel y Santa Gudula, con su impresionante arquitectura gótica, es otro lugar de interés que no debe pasarse por alto. Esta catedral es un símbolo de la ciudad y ofrece un interior magnífico con vitrales coloridos que cuentan historias bíblicas. Además, su ubicación en el corazón de Bruselas la convierte en un lugar de encuentro y reflexión para visitantes y locales.

Bruselas es también famosa por su deliciosa gastronomía, que incluye chocolates, cervezas y gofres. Los visitantes pueden disfrutar de una amplia variedad de chocolaterías de renombre, donde se pueden probar exquisiteces que deleitan el paladar. La ciudad alberga numerosas cervecerías donde se pueden degustar las famosas cervezas belgas, así como restaurantes que ofrecen una variada y deliciosa oferta gastronómica y a través de los videorreportajes del Canal de YouTube recorremos la ciudad de Bruselas, conociendo los principales lugares de interés, calles, plazas y monumentos. 


Grand-Place

La Grand-Place (Grote Markt), situada en el centro histórico de Bruselas, es una de las plazas más admiradas de Europa por su riqueza arquitectónica y su profundo significado histórico. Desde 1998, forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO como un ejemplo excepcional de conjunto arquitectónico con unidad estilística, testimonio de la reconstrucción realizada a finales del siglo XVII. Su origen se remonta al siglo XI, cuando era un mercado abierto junto al río Senne. A lo largo de los siglos se consolidó como el centro administrativo, comercial y gremial de la ciudad, adquiriendo su configuración monumental entre los siglos XV y XVIII.

El edificio más antiguo y emblemático de la plaza es el Hôtel de Ville (Ayuntamiento), construido entre 1402 y 1455 en estilo gótico brabantino. Destaca por su torre de 96 metros de altura, obra de Jan van Ruysbroeck, rematada por una estatua dorada de San Miguel, patrón de Bruselas. Frente al ayuntamiento se alza la Maison du Roi (Casa del Rey), actual Museo de la Ciudad de Bruselas, cuya fachada neogótica del siglo XIX reproduce la antigua sede de los recaudadores ducales.


El resto de los edificios que rodean la Grand-Place son las célebres Casas Gremiales, reconstruidas entre 1695 y 1700 tras el devastador bombardeo francés dirigido por el mariscal de Villeroy. Estas fachadas reflejan un barroco flamenco lleno de detalles simbólicos: columnas salomónicas, tejados escalonados, esculturas doradas y frontones curvilíneos. Entre las más destacadas se encuentran Le Cornet, sede del gremio de barqueros, cuya fachada imita la popa de un barco; Le Renard, de los merceros; y la Maison des Brasseurs, con una estatua ecuestre de Carlos de Lorena. También merece mención Le Cygne, en cuya sala se celebraron reuniones del movimiento obrero en el siglo XIX, incluida una con la presencia de Karl Marx en 1847.

Hoy en día, la Grand-Place continúa siendo el corazón vivo de Bruselas. Acoge cada año el célebre Tapiz de Flores en agosto, la recreación histórica de la Ommegang en verano, el mercado navideño y otros actos públicos y culturales. Su belleza, historia y vitalidad la convierten no solo en un símbolo de Bruselas, sino en una de las plazas más representativas de la historia urbana europea.





Manneken Pis

El Manneken Pis es uno de los símbolos más conocidos de Bruselas y un emblema peculiar de la ciudad, que refleja el carácter irreverente y el sentido del humor de los bruselenses. Esta pequeña fuente, que representa a un niño orinando, ha sido una parte integral del paisaje urbano de Bruselas desde principios del siglo XVII. La obra original fue esculpida por el artista Jérôme Duquesnoy el Viejo y data de 1619, aunque la figura actual es una reproducción de la original, que fue vandalizada en los años 60 del siglo XX.

El Manneken Pis mide apenas 61 centímetros de altura y se encuentra en una pequeña plaza entre las calles de l’Étuve y de Chêne, muy cerca de la Grand-Place de Bruselas. A pesar de su tamaño diminuto, la estatua ha adquirido una enorme popularidad y es uno de los puntos turísticos más visitados de la ciudad. Su simple gesto de orinar en una fuente lo convierte en una representación lúdica y simbólica de la irreverencia y la independencia de Bruselas.

La figura de Manneken Pis ha sido objeto de numerosos eventos y celebraciones a lo largo de los años. Una de las tradiciones más conocidas asociadas a la estatua es su vestimenta, ya que la figura es frecuentemente vestida con una gran variedad de trajes. Estos trajes, que superan el millar, incluyen desde atuendos tradicionales belgas hasta disfraces que representan diferentes países, culturas y celebraciones. El vestuario de la estatua es tan importante que se ha creado un pequeño museo cercano, el Musée du Manneken Pis, donde se conservan una selección de los más de mil trajes que ha usado a lo largo de los años.

El significado de Manneken Pis ha sido interpretado de diversas formas. Algunos lo ven como un símbolo de la resistencia de Bruselas frente a la dominación extranjera, mientras que otros lo consideran simplemente una representación de la libertad y el espíritu irreverente de la ciudad. En cualquier caso, la estatua es un claro reflejo del carácter único de Bruselas, que no tiene miedo de abrazar su lado más informal y juguetón.

Aunque la figura original fue robada en varias ocasiones a lo largo de los siglos, la estatua moderna sigue siendo una de las principales atracciones turísticas de Bruselas. Su pequeño tamaño y su actitud desafiante continúan cautivando a los visitantes, que a menudo se fotografían junto a la fuente y disfrutan de la historia que hay detrás de este insólito monumento. La figura de Manneken Pis es, sin duda, un ejemplo de cómo una pequeña estatua puede convertirse en un icono mundial, representando no solo a una ciudad, sino también el humor y la tradición que definen a Bruselas.



Cathédrale Saint-Michel et Sainte-Gudule

La Cathédrale Saint-Michel et Sainte-Gudule, Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, es uno de los edificios más emblemáticos de Bruselas y el principal templo católico de la capital belga. Situada en una elevación entre el casco antiguo y el barrio alto, su silueta domina el paisaje urbano con sus dos torres góticas y su fachada monumental. Aunque su aspecto actual es fruto de una larga evolución, el edificio se consolidó como catedral en 1962, cuando Bruselas fue elevada a sede arzobispal.

El origen del templo se remonta al siglo IX, cuando se erigió una capilla dedicada a San Miguel. A mediados del siglo XI fue sustituida por una colegiata románica, ya bajo la advocación compartida de San Miguel y Santa Gúdula, esta última una santa local cuyo culto se extendió en toda la región. A partir de 1226 comenzó la construcción del edificio actual, en estilo gótico brabantino, que se prolongó hasta mediados del siglo XVI. Este prolongado periodo de edificación dio lugar a un conjunto arquitectónico coherente pero rico en detalles de distintas épocas.

La fachada occidental, rematada por dos torres simétricas de 64 metros de altura, fue concluida hacia 1485. Su diseño, con rosetón central y portada con gablete, recuerda a las grandes catedrales francesas, aunque adaptado a las proporciones más sobrias del gótico flamenco. El interior está organizado en tres naves con crucero y coro profundo, sostenidas por pilares cilíndricos y cubiertas por bóvedas de ojiva. Destaca la luz natural que penetra por las amplias vidrieras, muchas de ellas renacentistas, como las que representan a los duques de Brabante y los archiduques Alberto e Isabel.

Entre los elementos más significativos del interior se encuentra el magnífico púlpito barroco tallado en roble por Hendrik Frans Verbruggen (1699), que representa la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. También son notables la sillería del coro, el órgano Grenzing (2000), y la cripta románica que conserva restos de las construcciones anteriores. La catedral ha sido escenario de importantes ceremonias de Estado, bodas reales y funerales nacionales, lo que refuerza su papel simbólico como templo nacional belga.

A pesar de los avatares históricos —incluidos saqueos durante las guerras de religión y transformaciones durante la Revolución Francesa—, la catedral ha sido objeto de importantes restauraciones entre los siglos XIX y XX, que han devuelto su esplendor gótico original. Hoy en día, además de su función litúrgica, la Cathédrale Saint-Michel et Sainte-Gudule es uno de los principales destinos turísticos y espirituales de Bruselas.


Mont des Arts

El Mont des Arts, o Monte de las Artes, es uno de los espacios más emblemáticos de Bruselas, tanto por su valor histórico como por las impresionantes vistas que ofrece de la ciudad. Concebido por el paisajista Pierre Vacherot por orden del rey Leopoldo II, este jardín fue diseñado para ser una de las principales atracciones de la Exposición Universal de 1910. Su ubicación en el corazón de Bruselas, cerca de los principales museos y centros culturales, lo convierte en un lugar de gran relevancia tanto para locales como para turistas.

El Mont des Arts es conocido por ser uno de los principales miradores de la ciudad, desde donde se pueden contemplar espectaculares vistas panorámicas de Bruselas. Desde sus terrazas ajardinadas, los visitantes tienen una vista privilegiada del centro histórico de la ciudad, con sus tejados, calles y monumentos, y al fondo, el Atomium y otras estructuras modernas. Esta ubicación estratégica, en lo alto de una colina, hace del Mont des Arts un lugar perfecto para disfrutar del paisaje urbano mientras se respira la historia de la ciudad.

Uno de los elementos más destacados de este jardín es su escalinata monumental, que conecta el Palacio Real con el área baja de Bruselas, proporcionando una transición elegante entre los diferentes niveles de la ciudad. La escalinata, con su gran amplitud y cuidadoso diseño, es un ejemplo del estilo arquitectónico y paisajístico de principios del siglo XX, y se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la capital belga.

En el centro del Mont des Arts también se encuentra la estatua ecuestre de Alberto I, rey de Bélgica entre 1909 y 1934, quien jugó un papel fundamental en la Primera Guerra Mundial. La estatua, que fue inaugurada en 1938, rinde homenaje a este monarca y su liderazgo durante los momentos más difíciles de la historia de Bélgica. La imagen ecuestre de Alberto I refleja el respeto y admiración que los belgas sienten por su figura, y su ubicación en este emblemático lugar refuerza su importancia en la memoria colectiva del país.

Hoy en día, el Mont des Arts es un lugar de encuentro para los amantes del arte, la cultura y la historia. Está rodeado de museos importantes como el Museo Real de Bellas Artes de Bélgica, el Museo Magritte y el Museo de Instrumentos Musicales, entre otros. Además, el jardín y sus alrededores ofrecen un espacio de calma en medio del bullicio urbano, siendo un lugar ideal para pasear, relajarse y disfrutar de la belleza de la ciudad desde una perspectiva única.


Place Royale

La Place Royale, Plaza Real, situada en lo alto de la colina de Coudenberg, es una de las plazas más emblemáticas de Bruselas y un magnífico ejemplo de urbanismo neoclásico del siglo XVIII. Fue construida entre 1775 y 1782 sobre las ruinas del antiguo palacio de los duques de Brabante, destruido por un incendio en 1731, y concebida como parte de un ambicioso plan de reordenación urbana impulsado por el entonces gobernador general de los Países Bajos Austríacos, Carlos de Lorena.

El diseño fue encargado a los arquitectos franceses Jean-Benoît-Vincent Barré y Gilles-Barnabé Guimard, quienes proyectaron una plaza de planta rectangular cerrada por fachadas regulares, inspiradas en la arquitectura de la antigüedad clásica. El conjunto presenta una notable simetría, con pórticos de columnas, frontones triangulares y balaustradas, siguiendo los principios del orden monumental. Este nuevo centro cívico estaba destinado a representar el poder imperial y sustituir al viejo núcleo medieval destruido por el fuego.

Dominando el lado sur de la plaza se encuentra la Église Saint-Jacques-sur-Coudenberg (Iglesia de Santiago en Coudenberg), edificada entre 1776 y 1787 sobre el solar de la capilla palatina. Su fachada, con un pórtico de seis columnas corintias, recuerda los templos romanos, y su interior, aunque sobrio, refleja los ideales del neoclasicismo ilustrado. Frente a la iglesia, en el centro de la plaza, se erige la estatua ecuestre de Godofredo de Bouillón, líder de la Primera Cruzada, inaugurada en 1848 como símbolo del nacionalismo belga y la reivindicación de las raíces medievales del país.

En los edificios circundantes se alojan actualmente importantes instituciones culturales: al oeste se encuentra el Museo Magritte y los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica; al este, el Palacio Real de Bruselas y el Parque de Bruselas, formando un conjunto urbano de gran coherencia. También se conserva bajo el subsuelo parte del antiguo Palacio de Coudenberg, hoy visitable como museo arqueológico.

La Place Royale sigue siendo hoy un espacio de representación del Estado belga y una zona clave del patrimonio monumental de Bruselas. Su disposición, su equilibrio arquitectónico y su integración con los grandes museos y edificios del poder civil la convierten en una de las principales plazas neoclásicas de Europa.


Place du Grand Sablon

La Place du Grand Sablon es una de las plazas más elegantes y pintorescas de Bruselas, ubicada en el barrio y colina de Sablon, en la parte alta de la ciudad. Esta plaza es famosa por su ambiente sofisticado, sus tiendas exclusivas y sus históricos cafés y pastelerías, que la han convertido en uno de los destinos más apreciados por locales y turistas. Se encuentra separada de su plaza gemela, la Place du Petit Sablon, por la iglesia de Notre-Dame du Sablon (Nuestra Señora de Sablon), un importante hito arquitectónico de Bruselas que se alza entre ambas plazas.

La Place du Grand Sablon ha sido históricamente un centro de actividad cultural y comercial, y hoy sigue siendo un lugar muy concurrido, tanto por quienes desean disfrutar de un café en una de sus elegantes terrazas como por aquellos que buscan explorar sus tiendas de antigüedades y boutiques de lujo. Además, la plaza es conocida por sus pastelerías de renombre, donde se pueden encontrar los tradicionales dulces belgas, como los macarrones o el famoso chocolate belga.

Uno de los elementos más destacados de la plaza es la Fuente de Minerva, que se encuentra allí desde 1754. Esta fuente, dedicada a la diosa romana Minerva, es un símbolo de la plaza y una muestra del arte neoclásico que caracteriza muchos de los monumentos de Bruselas. La fuente, que se erige en el centro de la plaza, es de forma circular y está adornada con detalles ornamentales que la convierten en una pieza escultórica que atrae la atención de quienes pasan por allí.

La Place du Grand Sablon es una de las zonas más exclusivas de Bruselas y refleja el encanto histórico de la ciudad, con una arquitectura que mezcla el estilo neoclásico y elementos neorrenacentistas flamencos, creando un ambiente único que destaca por su belleza y tranquilidad. La plaza, con sus elegantes calles adoquinadas y rodeada de edificios históricos, es un lugar ideal para pasear, disfrutar del arte local o simplemente admirar las vistas que ofrece este pintoresco rincón de Bruselas.

El barrio de Sablon, donde se encuentra la plaza, es también conocido por su vida cultural, con numerosas galerías de arte, museos y librerías especializadas que lo convierten en un centro de referencia para los amantes de la cultura. La Place du Grand Sablon, con su mezcla de historia, arquitectura y sofisticación, sigue siendo un lugar emblemático en la ciudad, tanto para los bruselenses como para los visitantes internacionales.


Notre-Dame du Sablon

La Iglesia de Nuestra Señora del Sablon, Église Notre-Dame du Sablon, situada en el barrio del Sablon en Bruselas, es uno de los ejemplos más destacados del gótico brabantino en Bélgica. Su construcción se inició a comienzos del siglo XV y se prolongó durante más de un siglo, sustituyendo a una antigua capilla del siglo XIII sobre un terreno donado por los duques de Brabante.

El templo actual fue edificado entre aproximadamente 1400 y 1550, en un estilo gótico que sigue la tradición de las grandes iglesias del ducado. Su planta de cinco naves, sin crucero, está cubierta por bóvedas de ojiva ricamente nervadas, sostenidas por delgadas columnas con capiteles sin decoración. La fachada occidental, más austera, fue reformada en el siglo XIX, mientras que las torres proyectadas nunca llegaron a construirse. Sin embargo, lo que realmente distingue al edificio es su esbeltez vertical, el juego de contrafuertes con pináculos y su impresionante luminosidad interior, gracias a sus vitrales del siglo XV y especialmente del XIX y XX.

Uno de los elementos más venerados de la iglesia es la imagen de la Virgen del Sablon, asociada desde el siglo XIV a un milagro legendario: según la tradición, Beatrijs Soetkens, una piadosa mujer de Amberes, habría recibido en sueños la orden de llevar a Bruselas una estatua de la Virgen y depositarla en la capilla de los ballesteros. Esta leyenda dio origen a la célebre procesión anual conocida como Ommegang, de gran importancia histórica y aún hoy recreada con gran solemnidad.

En el siglo XIX, bajo la influencia del movimiento neogótico, se restauraron y completaron muchos elementos decorativos, y se añadieron las actuales vidrieras, que ilustran escenas de la historia de Bruselas y de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia. También destaca la elegante capilla funeraria del conde Lamoral de Egmont, ejecutado en 1568 por orden de Felipe II, y cuyos restos descansan en la iglesia.

Actualmente, Notre-Dame du Sablon es no solo un lugar de culto, sino también un símbolo del refinamiento artístico de la Bruselas burguesa y aristocrática. Su ubicación, junto a la Place du Grand Sablon y cerca de los Museos Reales de Bellas Artes, la convierte en una etapa imprescindible para quienes desean conocer el patrimonio gótico de la capital belga.


Place du Petit Sablon

La Place du Petit Sablon es una de las plazas más encantadoras y históricas de Bruselas, situada en el barrio de Sablon. Se encuentra separada de su plaza gemela, la Place du Grand Sablon, por la imponente iglesia de Notre-Dame du Sablon. A diferencia de la Plaza del Gran Sablon, que es un espacio más urbano y comercial, la Place du Petit Sablon es un tranquilo jardín, creado en 1891 por el arquitecto Henri Beyaert, que se ha convertido en un remanso de paz en pleno corazón de Bruselas.

El diseño de la plaza es un ejemplo de jardín neoclásico, con caminos sinuosos y zonas ajardinadas llenas de setos y plantas ornamentales. En su centro se encuentra una fuente-escultura que representa a los Condes de Egmont y Horne, dos figuras clave de la historia belga, mártires de la Revuelta Holandesa. Esta fuente, que honra su memoria, se erige como un monumento a la lucha por la libertad y la independencia de Bélgica.

Rodeando la fuente se encuentran diez estatuas de figuras prominentes del siglo XVI, entre las que se incluyen políticos, intelectuales y artistas que jugaron un papel importante en la historia de Bélgica y Europa en ese período. Estas estatuas no solo añaden un valor artístico a la plaza, sino que también subrayan la relevancia cultural e histórica del lugar. Las figuras representadas en las estatuas son personajes que reflejan la riqueza intelectual y artística de la época, lo que convierte a la plaza en un pequeño pero importante centro de la memoria colectiva de Bruselas.

La Place du Petit Sablon está rodeada por una elegante valla ornamental de hierro, que le otorga un carácter distintivo y refuerza la atmósfera de jardín histórico. La plaza, a pesar de estar situada en una de las zonas más dinámicas de la ciudad, ofrece un remanso de calma, ideal para aquellos que buscan un espacio verde donde relajarse o disfrutar de la arquitectura que la rodea.

Este pequeño pero significativo jardín no solo es un lugar de descanso, sino también un reflejo de la historia política y cultural de Bruselas. La Place du Petit Sablon sigue siendo una de las plazas más apreciadas de la ciudad, tanto por los residentes locales como por los turistas, quienes pueden admirar la belleza de sus estatuas, jardines y monumentos, mientras se sumergen en la historia de los personajes que marcaron el destino de Bélgica.


Palais de Justice

El Palais de Justice, Palacio de Justicia de Bruselas es uno de los edificios más monumentales y simbólicos del siglo XIX en Europa, y durante décadas fue el mayor palacio de justicia del mundo. Situado sobre la colina de Gallaitberg en el barrio de Saint-Gilles, domina visualmente la ciudad y constituye un hito tanto por su escala como por su significado político y arquitectónico. Su construcción se desarrolló entre 1866 y 1883, bajo el reinado de Leopoldo II, como parte de un ambicioso programa de transformación urbana.

El diseño del edificio fue encargado al arquitecto Joseph Poelaert, figura clave del eclecticismo belga. El estilo del palacio es ecléctico con predominio del neoclásico monumental, aunque incorpora elementos asimilados del neobarroco y del arte asirio, lo que le confiere una apariencia casi imperial. La planta se inspira vagamente en las antiguas basílicas romanas, con un esquema de ejes y patios, pero multiplicado a una escala colosal. La estructura cubre aproximadamente 26.000 m² y alcanza una altura total de 116 metros en su cúpula central, que fue añadida tras la muerte de Poelaert.

La construcción del palacio supuso la destrucción de un antiguo barrio popular, lo que provocó una fuerte oposición social. En el imaginario colectivo bruselense, el término “poelaertien” se volvió sinónimo de intervenciones urbanas autoritarias y desarraigo. El propio Poelaert murió antes de ver finalizada su obra y está enterrado en el cercano cementerio de Laeken.

El edificio se organiza en torno a una gran sala central abovedada, la Salle des Pas Perdus, flanqueada por numerosas salas de audiencia, tribunales y despachos judiciales. La cúpula original fue destruida durante la ocupación alemana en 1944 y reconstruida en 1946, aunque con modificaciones. Desde entonces, el palacio ha sido objeto de múltiples restauraciones, aún inacabadas, y parte de sus espacios permanecen cerrados por obras o reformas estructurales.

Pese a ello, el Palais de Justice sigue albergando tribunales, entre ellos la Cour de Cassation (Tribunal de Casación), y continúa siendo símbolo de la justicia en Bélgica. Desde su explanada, conocida como Place Poelaert, se obtienen vistas panorámicas sobre el centro de Bruselas y la zona baja de la ciudad. También se encuentra allí el ascensor urbano que comunica con el barrio de Marolles, ejemplo de integración entre la monumentalidad y la vida popular.

El Palacio de Justicia no solo representa la aspiración del Estado belga por la modernidad y el orden institucional, sino que también encarna las tensiones sociales de su época, siendo aún hoy objeto de debates patrimoniales y urbanísticos. Su imponente presencia lo convierte en un monumento fundamental del paisaje bruselense y en una de las grandes obras de la arquitectura institucional del siglo XIX en Europa.


Place de la Bourse

La Place de la Bourse o Plaza de la Bolsa es uno de los puntos más importantes y concurridos de Bruselas, la capital de Bélgica. Su aspecto actual data de 1870, un cambio significativo que se produjo tras el cubrimiento del río Senne entre 1867 y 1871, un proyecto urbanístico clave para el desarrollo moderno de la ciudad. Antes de este proyecto, el río Senne atravesaba el centro de Bruselas, creando barreras naturales que dificultaban el crecimiento urbano. La transformación del área permitió la creación de una gran plaza que, con el tiempo, se convertiría en uno de los principales centros comerciales y financieros de la ciudad.

En el centro de la plaza se erige el emblemático edificio de la Bolsa de Valores, un monumento neoclásico inaugurado en 1801, que toma su nombre de la propia plaza. Esta imponente construcción, que fue diseñada por el arquitecto Jean-Pierre Cluysenaar, es un destacado ejemplo de la arquitectura neoclásica belga y se distingue por su majestuosa fachada, adornada con columnas corintias y un gran frontón que corona el edificio. Durante muchos años, el edificio albergó las actividades del mercado de valores de Bruselas, aunque actualmente su función ha cambiado, y el espacio se destina a actividades culturales y exposiciones.

Rodeando la Place de la Bourse se encuentran edificios residenciales construidos a finales del siglo XIX, muchos de ellos en estilo neoclásico y eclecticismo, lo que otorga a la plaza un ambiente arquitectónicamente coherente y elegante. Estos edificios, con sus detalles ornamentales y fachadas de gran altura, complementan el carácter de la plaza y la hacen destacar en el contexto urbano de Bruselas.

La plaza, además de su importancia histórica y arquitectónica, es también un lugar de actividad social y comercial. A lo largo de los años, ha sido el escenario de manifestaciones, eventos y celebraciones, convirtiéndose en un punto de encuentro habitual para los bruselenses y los turistas. Su ubicación céntrica, cerca de importantes calles comerciales y culturales, hace de la Place de la Bourse un lugar muy transitado, tanto de día como de noche.

Hoy en día, la Place de la Bourse sigue siendo un centro de interés en Bruselas, uniendo la historia económica de la ciudad con su vibrante vida urbana. Aunque la Bolsa de Valores ya no funciona como en sus primeros tiempos, la plaza sigue siendo un símbolo del crecimiento y modernización de Bruselas, y un espacio donde la arquitectura, la historia y la vida cotidiana de la ciudad se encuentran.


Saint-Nicolas

La Iglesia de San Nicolás, Église Saint-Nicolas, es uno de los templos más antiguos de Bruselas y un testimonio excepcional de la evolución del arte religioso en la ciudad desde la Edad Media. Situada en el centro histórico, cerca de la Bolsa y de la Rue du Marché aux Herbes, esta iglesia fue consagrada a San Nicolás de Bari, patrón de los comerciantes, lo que refleja su vinculación con el gremio mercantil de la capital.

El edificio original fue levantado hacia finales del siglo XI o comienzos del XII, en estilo románico, aunque casi nada queda de esa primera fase debido a múltiples transformaciones. En el siglo XIII fue ampliado en estilo gótico brabantino, y a lo largo de los siglos siguientes sufrió repetidas reconstrucciones a causa de incendios, saqueos y reformas estructurales. El campanario primitivo se derrumbó en 1714 y nunca fue reconstruido, lo que dio al templo su peculiar silueta descentrada. En el siglo XVII se añadieron elementos barrocos en el interior, algunos de los cuales todavía se conservan, como altares laterales y esculturas de madera policromada.

Exteriormente, la iglesia conserva un aspecto modesto, con muros de ladrillo y piedra que delatan su carácter urbano y comercial. No posee fachada monumental, ya que está integrada en la trama densa del casco antiguo, rodeada por edificaciones civiles. Su entrada principal, en la Rue du Marché aux Herbes, pasa desapercibida entre comercios y cafeterías, lo que le confiere un carácter casi escondido en contraste con su importancia histórica.

El interior, sin embargo, sorprende por su riqueza artística. Destaca un bello retablo gótico tallado en madera de roble, datado hacia 1500, y varias obras de arte religioso de los siglos XVI al XVIII. La iglesia también alberga un órgano histórico y una imagen de San José muy venerada por los fieles. El templo sigue activo como parroquia y se utiliza con frecuencia para celebraciones litúrgicas en varios idiomas, reflejo del carácter internacional de Bruselas.


Parc du Cinquantenaire

El Parc du Cinquantenaire, Parque del Cincuentenario, también conocido como Parque del Jubileo, es uno de los espacios verdes más monumentales de Bruselas y un símbolo del orgullo nacional belga a finales del siglo XIX. Situado en el barrio de Etterbeek, al este del centro histórico, este parque fue creado con motivo de la celebración del cincuentenario de la independencia de Bélgica, proclamada en 1830. Su historia, su diseño y sus edificios monumentales lo convierten en un conjunto excepcional del urbanismo conmemorativo europeo.

El parque fue concebido en 1880 por iniciativa del rey Leopoldo II, gran promotor de obras públicas y arquitectura monumental, como sede de una gran exposición nacional. El diseño paisajístico original fue realizado por Édouard Keilig, jardinero y urbanista alemán que trazó amplias avenidas arboladas, parterres geométricos y perspectivas axiales. En su centro se proyectó un vasto hemiciclo flanqueado por pabellones de exposición, que debían culminar en un arco de triunfo monumental.

Este arco, que simboliza la prosperidad y la unidad nacional, fue finalmente construido entre 1905 y 1907 tras años de retrasos y polémicas presupuestarias. Diseñado por los arquitectos Charles Girault y Gédéon Bordiau, presenta un triple pórtico coronado por un gran cuádriga de bronce, obra de Thomas Vinçotte y Jules Lagae, que representa la provincia de Brabante guiando a la nación belga. Con sus columnas corintias y relieves escultóricos, el arco recuerda las grandes construcciones imperiales de Roma y París, adaptadas al nacionalismo belga.

A ambos lados del arco se extienden los antiguos pabellones de exposición, reconvertidos en museos: al norte, el Museo Real de las Fuerzas Armadas y de Historia Militar; al sur, el Museo del Automóvil (Autoworld) y los Museos del Cincuentenario, dedicados a las artes decorativas y antiguas civilizaciones. El conjunto combina de forma armoniosa arquitectura neoclásica y funcionalidad museística, creando un eje cultural de primer orden.

El parque, con una extensión de más de 30 hectáreas, también incluye zonas deportivas, fuentes ornamentales y un amplio estanque. Es utilizado por residentes y visitantes como lugar de paseo, descanso y celebración de eventos públicos. Desde su creación, ha sido testigo de desfiles militares, actos oficiales, ferias y celebraciones patrióticas.

El Parc du Cinquantenaire es, en definitiva, una síntesis del ideal urbanístico del siglo XIX: monumentalidad, simbolismo nacional, función pública y belleza paisajística. Su importancia va más allá del espacio verde, ya que forma parte del imaginario colectivo belga como emblema del progreso, la independencia y la identidad nacional.


Arc du Cinquantenaire

El Arc du Cinquantenaire (Arco del Cincuentenario) es uno de los monumentos más emblemáticos de Bruselas y un símbolo de la historia belga. Situado en el Parc du Cinquantenaire (Parque del Cincuentenario o Parque del Jubileo), este majestuoso arco conmemora el Cincuentenario de la Independencia de Bélgica y es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. El arco fue encargado por Leopoldo II y diseñado inicialmente por el arquitecto belga Gédéon Bordiau, aunque su construcción fue completada años después por el arquitecto francés Charles Girault, quien agregó elementos esenciales que dieron al monumento su forma final.

La inauguración del Arc du Cinquantenaire tuvo lugar en 1905, como parte de una serie de celebraciones para conmemorar los 50 años de independencia de Bélgica. El diseño del arco se inspira en las grandes puertas triunfales de la antigüedad y tiene un significado histórico profundo, no solo en relación con la independencia del país, sino también con la creciente importancia de Bélgica en la Europa de la época.

El arco está formado por tres arcos de medio punto que se elevan imponentemente sobre el parque. Cada uno de estos arcos está adornado con esculturas que representan a las ocho provincias de Bélgica, lo que subraya la unidad y la diversidad del país. En la parte superior del arco, se encuentra una cuádriga, una estatua de caballos tirando de un carro, que representa al Brabante, una de las regiones históricas de Bélgica. Esta cuádriga sostiene la bandera belga, símbolo de la independencia del país, y corona el monumento, elevándose a 50 metros de altura.

El Arc du Cinquantenaire se encuentra en el centro del Parc du Cinquantenaire, un extenso parque que fue también diseñado para celebrar el cincuentenario de la independencia y que alberga varios museos, como el Museo Autoworld y el Museo Real de las Fuerzas Armadas y de Historia Militar. El parque es un lugar de recreo y esparcimiento para los residentes de Bruselas y los turistas, con amplias zonas verdes y senderos que invitan a disfrutar del aire libre.

El arco y su entorno son un claro reflejo de la arquitectura de finales del siglo XIX y principios del XX, con una mezcla de influencias clásicas y modernas. La obra simboliza el progreso y el orgullo nacional de Bélgica, y sigue siendo un punto de referencia tanto para los habitantes de Bruselas como para los visitantes internacionales. Con su monumental tamaño, sus detalles escultóricos y su significado histórico, el Arc du Cinquantenaire es sin duda uno de los íconos de la ciudad.

El Arc du Cinquantenaire no solo es un monumento de gran importancia histórica, sino que también representa el compromiso de Bélgica con su independencia, su unidad y su patrimonio cultural. Este majestuoso arco continúa siendo un símbolo del pasado, presente y futuro de Bélgica.


Sainte-Catherine

La Iglesia de Santa Catalina. Église Sainte-Catherine,  se encuentra en el antiguo puerto interior de Bruselas, cerca de la Place Sainte-Catherine, en una zona que fue durante siglos uno de los principales núcleos comerciales y pesqueros de la ciudad. Dedicada a Santa Catalina de Alejandría, esta iglesia es una de las más singulares de Bruselas por su eclecticismo estilístico y por haberse edificado sobre sucesivas estructuras religiosas desde la Edad Media.

El templo actual fue construido entre 1854 y 1874 sobre el solar de una iglesia gótica anterior, y su diseño fue encargado al arquitecto Joseph Poelaert, autor también del monumental Palacio de Justicia de Bruselas. Poelaert proyectó un edificio en estilo ecléctico, que mezcla elementos góticos, barrocos y renacentistas, con influencias claras de la arquitectura francesa del siglo XVII. El resultado es una iglesia de gran presencia, con fachada tripartita, rosetones, arcadas y una notable torre central que recuerda a una fortaleza medieval.

Uno de los elementos más destacables es que la iglesia se construyó parcialmente sobre el antiguo muelle de los pescadores, por lo que su entorno inmediato conserva la atmósfera de los mercados fluviales y canales interiores. En la actualidad, aún se puede ver el trazado del viejo puerto y los restos de la anterior iglesia gótica en uno de los laterales del templo.

El interior del edificio, aunque sobrio, contiene varias obras de interés artístico y devocional. Entre ellas destaca una estatua barroca de Santa Catalina con la rueda de su martirio, así como diversos retablos del siglo XVII y un conjunto de vitrales del siglo XIX. La iglesia ha atravesado diversas etapas de abandono y restauración; en los años 1950 se planteó incluso su demolición, que fue evitada gracias a la presión popular y a la toma de conciencia de su valor patrimonial.


Notre-Dame du Bon Secours

La Iglesia de Notre-Dame du Bon Secours, situada en pleno centro histórico de Bruselas, es uno de los templos más singulares de la capital belga, tanto por su arquitectura como por su historia devocional. Se trata de una iglesia barroca del siglo XVII, construida entre 1664 y 1695, que destaca por una característica poco común en la arquitectura religiosa de la época: su planta circular, en lugar de las habituales plantas de cruz latina o griega que predominaban en los templos cristianos occidentales.

El templo fue edificado sobre el lugar que antiguamente ocupaba una capilla dedicada a la Virgen María, vinculada a un hospital medieval. El diseño actual se atribuye al arquitecto Jan Cortvrindt, quien optó por una disposición centralizada en torno a una gran cúpula, lo que proporciona una experiencia espacial más intimista y recogida para el culto. Su fachada en estilo barroco flamenco, elaborada con piedra y ladrillo, está ornamentada con pilastras, nichos y un juego de volúmenes que responde al lenguaje clásico reinterpretado con dinamismo decorativo propio del Barroco.

En su interior se conserva una imagen de la Virgen de Bon Secours (Notre-Dame du Bon Secours) datada del siglo XIV, que es objeto de gran veneración desde hace siglos por parte de los fieles bruselenses. Esta talla gótica representa a la Virgen como protectora y consoladora de los necesitados, y fue especialmente venerada durante las épocas de peste y calamidad. La tradición popular sostiene que su intercesión ha sido fuente de consuelo y milagros para los habitantes de la ciudad.

El espacio interior, a pesar de su tamaño modesto, está ricamente decorado con retablos, estucos y esculturas, lo que contribuye a crear una atmósfera de recogimiento espiritual. La cúpula central permite una iluminación natural que resalta los elementos barrocos del conjunto y acentúa el carácter simbólico del espacio sagrado como centro de comunión entre los fieles.

Ubicada cerca del Boulevard Anspach, en una zona actualmente muy transitada por residentes y visitantes, la Iglesia de Notre-Dame du Bon Secours es una joya arquitectónica poco conocida fuera de Bélgica, pero que representa un ejemplo excepcional del barroco religioso en los Países Bajos del Sur. Su singular planta circular y su imagen venerada hacen de ella un lugar de especial interés para quienes deseen descubrir el patrimonio sacro menos visible de Bruselas.


Galeries Royales Saint-Hubert

Las Galeries Royales Saint-Hubert son una de las principales joyas arquitectónicas de Bruselas, conocidas por su elegancia y su importancia histórica. Inauguradas el 20 de junio de 1847, estas galerías comerciales acristaladas fueron diseñadas por el arquitecto belga Jean-Pierre Cluysenaar y representan uno de los primeros ejemplos de galerías cubiertas en Europa. Su diseño innovador, que combina funcionalidad con lujo, transformó el comercio en Bruselas y marcó un hito en el urbanismo comercial del siglo XIX.

Las galerías están divididas en tres secciones principales, cada una con su propio carácter y atmósfera: la Galerie de la Reine, la Galerie du Roi y la Galerie des Princes. La Galerie de la Reine, la más grande de las tres, es la arteria principal del conjunto. Con 155 metros de longitud, esta galería alberga boutiques de lujo, restaurantes históricos y tiendas exclusivas, lo que la convierte en un lugar de compras de alto nivel. Su elegante diseño, con una gran bóveda de vidrio que permite la entrada de luz natural, crea una atmósfera luminosa y acogedora.

Por su parte, la Galerie du Roi es algo más estrecha que la anterior y presenta un ambiente igualmente sofisticado, con una serie de establecimientos que ofrecen productos de alta gama. Esta galería conecta con la Plaza de los Guias, convirtiéndose en una de las principales rutas de paso del complejo. Finalmente, la Galerie des Princes, la más pequeña de las tres, se caracteriza por su atmósfera más privada y exclusiva. Esta zona alberga algunas de las boutiques más selectas, lo que le otorga un aire aristocrático y sofisticado, muy apreciado por quienes buscan una experiencia de compra más íntima.

Las Galeries Royales Saint-Hubert fueron construidas en un estilo arquitectónico neoclásico, con detalles ornamentales en sus fachadas que destacan la calidad y el refinamiento del diseño. Estas galerías fueron pensadas no solo como un espacio comercial, sino como un lugar de ocio y encuentro social, una característica que las hace únicas en el contexto de su época. A lo largo de los años, han mantenido su prestigio y se han convertido en un símbolo de la modernidad y el lujo en Bruselas.

Hoy en día, las Galeries Royales Saint-Hubert siguen siendo un centro comercial vibrante, que no solo ofrece una experiencia de compra de alta gama, sino también una gran variedad de opciones culturales. En su interior se encuentran varios cafés históricos, librerías especializadas y el Teatro Real de las Galerías, que sigue siendo uno de los teatros más importantes de Bruselas. La restauración de las galerías a lo largo de los años ha permitido que mantengan su esplendor original, convirtiéndolas en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad.


Halles de Saint-Géry

Las Halles de Saint-Géry son un importante ejemplo de la arquitectura industrial del siglo XIX en Bruselas, que a lo largo de su historia ha sido un centro comercial, cultural y social de la ciudad. Construido en 1881, este mercado de hierro y ladrillo fue diseñado en estilo neorrenacentista flamenco y funcionó como un espacio de mercado hasta 1977. Hoy en día, las Halles de Saint-Géry han sido transformadas en un centro de exposiciones y un lugar de actividades culturales, pero continúan siendo un emblema del desarrollo urbano de Bruselas y de su historia como centro comercial.

El edificio original fue diseñado por el arquitecto Victor Jamaer, quien eligió una estructura de hierro forjado y ladrillo para crear un espacio luminoso y amplio, en consonancia con las tendencias arquitectónicas de la Revolución Industrial. La construcción sigue los principios del neorrenacimiento flamenco, con detalles ornamentales que remiten a la tradición arquitectónica belga y que se fusionan con el estilo funcional propio de los mercados de la época. Las Halles de Saint-Géry se caracterizan por su gran techo a dos aguas y las amplias ventanas que permiten que la luz natural inunde el interior, creando un ambiente aireado y abierto.

Uno de los elementos más singulares de las Halles de Saint-Géry es la fuente de forma piramidal ubicada en el centro del edificio. Esta fuente, que data de la época anterior a la construcción del mercado, se ha conservado como un testimonio del pasado de la zona. La fuente representa una de las pocas estructuras originales que ha sobrevivido al paso del tiempo y que añade un carácter histórico único al edificio, recordando a los visitantes la función de la plaza como un centro de abastecimiento de agua para la ciudad.

Durante su funcionamiento como mercado, las Halles de Saint-Géry fueron un lugar clave para el comercio en Bruselas, especialmente para la venta de productos frescos. Sin embargo, con el paso de los años y el cambio de las dinámicas comerciales en la ciudad, el mercado cerró sus puertas en 1977. Desde entonces, el edificio ha sido reconvertido en un centro cultural y de exposiciones, donde se celebran eventos, exposiciones de arte y actividades comunitarias. Esta transformación ha permitido que las Halles de Saint-Géry sigan siendo un lugar de encuentro para los habitantes de Bruselas, al tiempo que conserva su legado como un importante espacio arquitectónico e histórico.

Hoy en día, las Halles de Saint-Géry son una atracción tanto para los turistas como para los residentes locales. Además de su valor histórico, el edificio ha ganado relevancia como un espacio cultural contemporáneo que alberga eventos y actividades de todo tipo. Su ubicación, en el corazón del barrio de Saint-Géry, lo convierte en un lugar ideal para explorar la vida urbana de Bruselas, rodeado de bares, restaurantes y tiendas que mantienen viva la esencia comercial de la zona.

Las Halles de Saint-Géry no solo son un ejemplo de la arquitectura industrial del siglo XIX, sino también un testimonio de la evolución de Bruselas como ciudad. Su reinvención como centro cultural ha asegurado que el edificio siga siendo un lugar de importancia histórica y cultural para las generaciones futuras, mientras que su preservación mantiene vivo el legado de un mercado que fue esencial en la vida de la ciudad.


Quartier Européen

Le Quartier Européen – El Barrio Europeo de Bruselas es el núcleo administrativo y político de la Unión Europea, sede de sus principales instituciones y símbolo de la capitalidad europea de la ciudad. Situado al este del casco histórico, entre los barrios de Léopold, Schuman y el Parc du Cinquantenaire, este distrito concentra desde mediados del siglo XX los edificios de la Comisión Europea, el Consejo de la Unión Europea y parte del Parlamento Europeo, convirtiéndose en un espacio de referencia internacional para la diplomacia, la gobernanza y los asuntos comunitarios.

El barrio se desarrolló a partir del antiguo Quartier Léopold, una zona residencial burguesa trazada a mediados del siglo XIX con un urbanismo de inspiración haussmaniana. Su transformación comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Bélgica fue elegida como sede de las nuevas instituciones europeas. A partir de los años 1950, y especialmente desde la creación de la Comunidad Económica Europea (1957), se iniciaron las primeras construcciones funcionales para acoger a los funcionarios y servicios técnicos del proyecto europeo.

El corazón institucional del barrio es la Plaza Schuman, presidida por el monumental edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea. Este inmueble, diseñado en 1963 por Lucien De Vestel, Jean Gilson y otros arquitectos belgas, presenta una planta en forma de cruz simétrica y una fachada revestida de vidrio y aluminio, ejemplo del funcionalismo institucional de la época. Tras una profunda renovación entre 1991 y 2004, el Berlaymont se consolidó como icono de la administración europea.

Junto a él se sitúa el Justus Lipsius, sede del Consejo de la Unión Europea, inaugurado en 1995. En las inmediaciones se encuentra el Edificio Europa, actual sede del Consejo Europeo, instalado desde 2017 en una estructura que integra un cubo de vidrio suspendido dentro de una fachada acristalada y una antigua residencia Art Déco de los años 1920. Su diseño contemporáneo, de los arquitectos Philippe Samyn & Partners, simboliza la transparencia y la diversidad de los Estados miembros.

Al sur del barrio, junto a la Place du Luxembourg, se encuentra el complejo del Parlamento Europeo, que incluye los edificios Paul-Henri Spaak y Altiero Spinelli, conectados por pasarelas cubiertas. Aunque la sede oficial del Parlamento está en Estrasburgo, la mayoría de las sesiones de comisiones y actividades parlamentarias cotidianas se desarrollan en Bruselas, lo que convierte al barrio en un centro político permanente de primer orden.

El entorno del Quartier Européen ha sido objeto de críticas por su arquitectura impersonal y su escasa integración con el tejido urbano. Sin embargo, en las últimas décadas se han impulsado reformas para humanizar el espacio: zonas peatonales, remodelación de plazas, apertura de los edificios institucionales al público y promoción de la convivencia con los residentes. El Parc Léopold y el Parc du Cinquantenaire actúan como pulmones verdes en medio del conjunto administrativo.

Además de sus funciones institucionales, el barrio acoge representaciones diplomáticas, lobbies, medios de comunicación internacionales, centros de conferencias y oficinas de empresas vinculadas a los asuntos europeos. Todo ello convierte al Quartier Européen no solo en un distrito administrativo, sino también en un espacio geopolítico clave para el funcionamiento de la Unión Europea.


Atomium

El Atomium es una de las estructuras más icónicas de Bruselas y de Bélgica, famosa tanto por su impresionante diseño como por su significado simbólico. Fue construida para la Exposición Universal de Bruselas de 1958, un evento que marcó la celebración de la modernidad y los avances científicos de la posguerra. El Atomium fue concebido como una representación del átomo de hierro, ampliado 165 mil millones de veces, una metáfora visual de los avances de la ciencia y la tecnología que caracterizaron la era del átomo y el progreso industrial.

Situado en el Parque de Heysel al norte de Bruselas, el Atomium fue diseñado por el arquitecto belga André Waterkeyn junto con los ingenieros Jean Polak y Éric Dubois. La estructura consta de nueve esferas de acero inoxidable, cada una con un diámetro de 18 metros, que están unidas por 20 tubos cilíndricos que forman un conjunto dinámico de formas geométricas. La altura total de la estructura es de 102 metros, lo que la convierte en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Su diseño se inspira en la figura del cristal de hierro, un modelo atómico que simboliza la pureza y el orden de la estructura molecular.

El propósito inicial del Atomium era servir como una especie de “monumento futurista”, una representación de las posibilidades científicas y tecnológicas del futuro. Su construcción reflejaba el optimismo de la época y el auge de la investigación nuclear, un tema central en el contexto de la Guerra Fría y los avances científicos de la postguerra. Durante la exposición de 1958, el Atomium fue un pilar de la imagen internacional de Bélgica como un país moderno, dinámico y orientado al futuro.

Aunque su función original era la de pabellón de exposición, con el paso de los años el Atomium se ha convertido en un importante símbolo nacional de Bélgica y un referente de la arquitectura del siglo XX. En la actualidad, es un museo que ofrece a los visitantes una experiencia única. Los tubos cilíndricos que conectan las esferas están habilitados para el acceso público, permitiendo a los visitantes disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad desde la esfera superior. Además, el interior de las esferas alberga exposiciones sobre el diseño, la ciencia y la historia del Atomium.

El Atomium ha sido restaurado en diversas ocasiones, siendo una de las más importantes la restauración llevada a cabo en los años 2000, que incluyó la renovación de la estructura y la modernización de sus instalaciones. A pesar de las reformas, la esencia del diseño original se conserva, y el Atomium sigue siendo una de las estructuras más visitadas de Bruselas, así como un ejemplo destacado de la arquitectura del movimiento moderno.


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