Las MÉDULAS
En la comarca de El Bierzo, al noroeste de la provincia de León, se conserva uno de los paisajes más singulares del patrimonio minero romano: Las Médulas. Este paraje, declarado Bien de Interés Cultural en 1996 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, constituye el mayor yacimiento de extracción de oro a cielo abierto de todo el Imperio romano.
Su peculiar silueta, formada por picos rojizos, galerías hundidas y bosques de castaños, no es el resultado de un fenómeno natural, sino de una impresionante obra de ingeniería hidráulica desarrollada durante los siglos I y II d.C. La explotación fue impulsada en tiempos del emperador Augusto, tras la conquista del territorio astur en el 25 a.C. Según relata Plinio el Viejo, quien ejerció como procurador en la región, el procedimiento utilizado en Las Médulas era el llamado ruina montium. Este consistía en excavar galerías en el interior de los montes e inundarlas con agua procedente de una compleja red de canales, acarreada desde las montañas de la Cabrera a lo largo de más de cien kilómetros. La presión provocaba el hundimiento del terreno y facilitaba la extracción del mineral aurífero mediante el lavado de los sedimentos.
Se estima que durante más de dos siglos de actividad se removieron cerca de 500 millones de metros cúbicos de tierra y roca. Aunque la cantidad total de oro extraído es objeto de debate, se considera que pudo superar las 4 toneladas anuales en los momentos de máxima explotación. Las operaciones estaban controladas directamente por el Estado romano, y los trabajos eran realizados por mano de obra esclava o sometida, en condiciones especialmente duras.
Con el abandono progresivo de la minería a partir del siglo III, el paisaje artificial de Las Médulas fue transformándose, colonizado por la vegetación y reutilizado para otros fines agrarios. Sin embargo, las cicatrices dejadas por el sistema romano de explotación son aún claramente visibles. La red de canales, entre los que destacan el canal de la Leitosa o el de Peña Aguda, y los numerosos aluviones auríferos conforman un entramado que permite comprender con notable fidelidad la magnitud del proyecto.
Hoy, el valor de Las Médulas no reside únicamente en su belleza paisajística, sino en su excepcional testimonio de la ingeniería minera romana, de la relación entre poder imperial y recursos naturales, y del impacto humano sobre el medio ambiente. Estudios arqueológicos recientes han seguido desvelando aspectos técnicos del sistema hidráulico y del asentamiento romano que organizaba la explotación, conocido como el poblado de Pedreiras o el enclave de Carucedo. Este conjunto patrimonial constituye una referencia esencial para entender la romanización del noroeste peninsular y la economía extractiva del Imperio y que conocemos con el vídeo del Canal de YouTube.
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