ALBARRACÍN
La Muy Noble y Siempre Fidelísima, Leal y Vencedora Ciudad de Albarracín, en la provincia de Teruel, Aragón.
Su asentamiento, encaramado sobre un promontorio rocoso rodeado por el río Guadalaviar, ha estado ocupado desde época prerromana, siendo primero plaza celtíbera y más tarde romana, aunque su configuración urbana y monumental actual se consolidó en la Edad Media. Entre los siglos XI y XIII fue sede de un pequeño reino de taifas bajo dominio de la dinastía bereber de los Banu Razín, de quienes deriva el topónimo Albarracín. Tras su conquista por los cristianos en 1170, se constituyó en señorío independiente hasta su incorporación definitiva a la Corona de Aragón en 1300.
La trama urbana de Albarracín conserva íntegramente su trazado medieval, caracterizado por callejuelas empinadas y estrechas, pasadizos y casas adaptadas a la topografía escarpada. El conjunto está declarado Monumento Nacional desde 1961 y Bien de Interés Cultural. Los edificios civiles más representativos son las casas señoriales de los siglos XIV al XVIII, muchas de ellas con entramados de madera, balcones volados y revoques rojizos, entre las que destaca la Casa de la Julianeta, uno de los ejemplos más fotografiados de arquitectura popular. El Ayuntamiento, de origen renacentista, fue edificado a finales del siglo XVI sobre una arcada que domina el río.
Entre los monumentos más relevantes se encuentra la Catedral del Salvador, iniciada en el siglo XII en estilo románico y transformada profundamente en el siglo XVI con formas góticas tardías y renacentistas. Su retablo mayor, de estilo manierista, fue ejecutado por Cosme Damián Bas en torno a 1572. Aledaño al templo se sitúa el antiguo Palacio Episcopal, sede del actual Museo Diocesano, que alberga una destacada colección de tapices flamencos del siglo XVI. Otro edificio religioso notable es la iglesia de Santa María, de origen medieval pero reedificada tras un incendio en el siglo XVIII con un lenguaje barroco sobrio.
El sistema defensivo de Albarracín es uno de los más impresionantes de Aragón. Lo integran las murallas que cierran el casco histórico y que ascienden hasta la Torre del Andador, del siglo X, de origen islámico. También forman parte de este conjunto la alcazaba o castillo, reconstruida en época cristiana sobre los restos de una fortaleza musulmana, y diversas torres como la de Doña Blanca, de carácter exento y posiblemente levantada en el siglo XIII.
Albarracín fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1961 y se encuentra protegido por diversas figuras de conservación. Su integración en el paisaje, la autenticidad de su arquitectura y la permanencia de formas constructivas tradicionales le han valido un amplio reconocimiento tanto nacional como internacional. El conjunto urbano ha sido objeto de restauraciones promovidas por la Fundación Santa María de Albarracín desde 1996, con criterios de conservación rigurosos y con intervención mínima, lo que ha contribuido a la preservación de uno de los conjuntos medievales mejor conservados de la Península Ibérica y recorremos con el vídeo con el reportaje del Canal de YouTube de la población.
Catedral del Salvador
La Catedral del Salvador de Albarracín es una joya arquitectónica que refleja la rica historia y evolución artística de la región. Su origen, estructura y elementos decorativos muestran la influencia de diferentes estilos a lo largo de los siglos, convirtiéndola en un monumento de gran valor patrimonial.
La catedral actual se levanta sobre los restos de una antigua mezquita principal, transformada en templo cristiano tras la reconquista en el siglo XII. Este proceso de cristianización de la arquitectura islámica fue común en muchas localidades de la península ibérica, especialmente en Aragón.
Entre 1530 y 1532, bajo la dirección de los obispos Gilabert Martín y Gaspar Jofré de Borja, se llevó a cabo una renovación completa del antiguo templo medieval. La nueva catedral adoptó un estilo gótico-renacentista, característico de la época, combinando la verticalidad del gótico con la sobriedad y armonía del Renacimiento.
Uno de los elementos más significativos de la catedral es su torre campanario. Debido a limitaciones económicas, su construcción se realizó en dos fases, finalizando en 1598. Esta torre se convirtió en un referente visual de la ciudad y un elemento clave en la silueta urbana de Albarracín.
El diseño de la catedral se basa en una única nave de gran amplitud, flanqueada por capillas laterales situadas entre los contrafuertes. Esta disposición refuerza la solidez estructural del edificio y permite una distribución equilibrada de los espacios litúrgicos.
El techo está decorado con bóvedas de crucería estrellada, un rasgo característico del gótico tardío que aporta una sensación de ligereza y verticalidad al interior del templo. Este tipo de bóvedas, además de su valor estético, cumplen una función estructural al distribuir mejor las cargas del edificio.
La torre campanario, uno de los elementos más representativos de la catedral, consta de cuatro cuerpos. Los tres inferiores presentan una planta cuadrada, mientras que el cuerpo superior adopta una forma octogonal, creando un efecto visual dinámico que resalta en el paisaje urbano de Albarracín.
El Retablo Mayor, dedicado a la Transfiguración del Salvador, es una de las piezas más importantes del interior del templo. Esta obra renacentista, concluida en 1566, es fruto del trabajo del escultor Cosme Damián Bas y representa una de las mejores expresiones del arte sacro de la época.
La capilla de San Pedro alberga un retablo tallado en madera de pino sin policromar, atribuido al maestro escultor Gabriel Yoly. Este retablo destaca por su sobriedad y calidad escultórica, representando escenas de la vida del apóstol Pedro.
Otra de las capillas de gran interés es la capilla de la Virgen del Pilar, construida en 1657 por iniciativa del obispo Jerónimo Salas Malo de Espulgas. Su altar mayor está decorado con relieves que narran episodios de la vida de San Joaquín, Santa Ana, San José y la Virgen María, lo que la convierte en un espacio de gran riqueza iconográfica.
El órgano barroco, ubicado sobre el baptisterio, es otro de los elementos significativos de la catedral. Su presencia refleja la importancia de la música en la liturgia y el esplendor artístico del barroco en la región.
En los últimos años, diversas intervenciones han permitido recuperar la riqueza decorativa del templo y sacar a la luz elementos medievales que permanecían ocultos. Entre las restauraciones más destacadas se encuentra la recuperación de la ornamentación barroca del siglo XVIII en la capilla de la Circuncisión, devolviendo al espacio su esplendor original.
La Catedral del Salvador de Albarracín es un testimonio vivo de la evolución histórica y artística de la región. Su riqueza arquitectónica y patrimonial la convierten en una visita imprescindible para quienes desean conocer el pasado y la identidad cultural de Albarracín.
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