BASÍLICA de SANTA LUCÍA del TRAMPAL - ALCUÉSCAR
Situada en las estribaciones de la Sierra del Centinela, cerca de la localidad de Alcuéscar, en la comarca de Montánchez, provincia de Cáceres, Extremadura, la Basílica de Santa Lucía del Trampal constituye uno de los monumentos altomedievales más relevantes de la Península Ibérica. Su emplazamiento aislado, entre dehesas de encinas, acentúa el carácter histórico y espiritual de este singular edificio religioso, considerado el único templo visigodo conservado al sur del Sistema Central.
El origen del edificio se remonta a la segunda mitad del siglo VII, en el periodo final del Reino visigodo. De esta época se conserva la estructura esencial: una planta basilical de tres naves separadas por pilares cuadrados con arcos de herradura, un transepto ligeramente destacado y una cabecera tripartita, con tres ábsides alineados y de acceso independiente. Este tipo de cabecera, de raíz trebolada, se vincula con influencias del cristianismo norteafricano y tardoantiguo, poco frecuentes en el ámbito peninsular occidental.
La fábrica original, realizada en mampostería y sillarejo, muestra una construcción sólida y austera. Su decoración es prácticamente inexistente, y todo su valor se centra en las proporciones, los volúmenes y el uso temprano del arco de herradura, elemento distintivo del arte visigodo.
Durante los siglos IX y X, en pleno dominio musulmán, el templo fue reutilizado y modificado por comunidades cristianas mozárabes o repobladores. A esta fase se deben la construcción de una bóveda de cañón en el transepto, el refuerzo de ciertos muros y la introducción de detalles arquitectónicos con clara influencia andalusí. Estas intervenciones no alteraron sustancialmente la estructura original, lo que demuestra una continuidad de uso y una adaptación litúrgica dentro del nuevo contexto político.
Junto al templo se conservan restos de estructuras anexas, como dependencias monásticas o un posible claustro en el lado sur, lo que sugiere la existencia de un complejo monástico en torno a la basílica. Este conjunto pudo desempeñar un papel importante en la conservación del culto cristiano durante la etapa islámica, favorecido por su situación apartada.
Redescubierta en el siglo XX y objeto de investigaciones arqueológicas a partir de los años ochenta, la basílica fue declarada Bien de Interés Cultural en 1980. Desde entonces, ha sido restaurada y puesta en valor, permitiendo su visita y estudio como ejemplo representativo del arte visigodo con evolución mozárabe.
El edificio presenta una arquitectura sobria, con muros macizos y vanos escasos, lo que potencia su simbolismo espiritual. El uso de arcos de herradura, la cabecera trebolada y la planta basilical clásica la convierten en un modelo único en el panorama hispánico. Su estudio ha sido fundamental para comprender la evolución del arte religioso en el occidente peninsular y los procesos de continuidad cultural entre la época visigoda y la dominación islámica.
Hoy, la Basílica de Santa Lucía del Trampal sigue siendo un lugar cargado de historia, espiritualidad y silencio. Su importancia no solo radica en su antigüedad, sino en su capacidad para ilustrar la resistencia y adaptación del cristianismo en un territorio fronterizo, en diálogo constante con las transformaciones sociales y culturales de la Alta Edad Media. Se trata, en definitiva, de uno de los monumentos más singulares y menos conocidos del patrimonio extremeño., dejando a continuación el vídeo del Canal de YouTube.
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