Alcántara - Cáceres - Extremadura 🇪🇸

ALCÁNTARA

La Muy Noble Villa de Alcántara, situada en la mancomunidad d el Tajo-Salor, en la provincia de Cáceres, Extremadura, y ocupa una posición estratégica junto al río Tajo, en las cercanías de la frontera portuguesa.


Su historia se remonta a la época romana, cuando fue fundada sobre la calzada que unía Norba Caesarina (Cáceres) con Conimbriga (Portugal). El nombre de Alcántara proviene del árabe al-Qanṭarah, que significa “el puente”, en alusión a la impresionante obra de ingeniería que aún hoy domina el paisaje: el puente romano de Alcántara.


Este puente monumental, construido entre los años 104 y 106 d.C. bajo el mandato del emperador Trajano, es una de las principales joyas de la ingeniería romana en la península ibérica. Fue proyectado por el arquitecto Cayo Julio Lacer y levantado en sillares de granito sin argamasa, con una longitud de 194 metros y una altura máxima de 71 metros sobre el lecho del río. Consta de seis arcos de medio punto y un arco triunfal central dedicado a Trajano. A sus pies, una inscripción dedicatoria menciona a las ciudades lusitanas que financiaron su construcción. El puente fue declarado Monumento Nacional en 1924 y ha sido objeto de diversas restauraciones a lo largo de los siglos debido a los daños sufridos en conflictos bélicos.


El desarrollo de la villa durante la Edad Media estuvo estrechamente ligado a la Orden de Alcántara, institución militar y religiosa fundada en 1176, que estableció aquí su sede definitiva. La presencia de esta orden condicionó la estructura urbana y el patrimonio monumental de la localidad, que conserva numerosos testimonios de su esplendor. Entre ellos destaca el convento de San Benito, sede de la Orden desde el siglo XVI, una construcción de gran relevancia levantada entre 1505 y 1576 en estilo renacentista con aportaciones del gótico final y el plateresco. La iglesia del convento presenta una única nave de gran altura, cubierta por bóvedas de crucería estrellada, y una notable portada plateresca atribuida al maestro Pedro de Ibarra.


El conjunto histórico de Alcántara incluye también la iglesia parroquial de Santa María de Almocóvar, edificada en el siglo XIII sobre una antigua mezquita y reformada en época renacentista. Su fábrica combina elementos románicos y góticos, y en su interior se conserva un interesante retablo mayor barroco. Otras edificaciones religiosas de interés son la iglesia de San Pedro de Alcántara, del siglo XVII, vinculada al santo franciscano nacido en la localidad, y varios conventos y ermitas que atestiguan la intensa vida religiosa que caracterizó a la villa.


El casco antiguo de Alcántara, declarado conjunto histórico-artístico en 1985, conserva una estructura urbana medieval con calles estrechas y empedradas, así como numerosas casas nobles de los siglos XVI y XVII, blasonadas con escudos de piedra. Destacan la Casa de los Topete, la de los Roco-Campillo y la del Conde de Canilleros, que evidencian la presencia de una nobleza vinculada tanto a la Orden como a la administración del territorio fronterizo.


El patrimonio de Alcántara se completa con el antiguo hospital de la Orden, la sinagoga convertida en ermita de San Antón y las ruinas del castillo musulmán. Todo ello configura una localidad de notable importancia histórica y artística, marcada por su estratégica situación en la raya con Portugal, su pasado romano y la impronta duradera de la Orden de Alcántara y que conocemos a través del recorrido fotográfico del vídeo del Canal de YouTube








Puente de Alcántara

El Puente Romano de Alcántara, levantado sobre el cauce del río Tajo en las inmediaciones de la villa de Alcántara (Cáceres, Extremadura), constituye una de las obras más notables de la ingeniería civil romana en Hispania. Su construcción se llevó a cabo entre los años 104 y 106 d.C., bajo el mandato del emperador Trajano, como parte de la infraestructura viaria de la provincia Lusitania. Fue erigido por orden de varias civitates lusitanas y ejecutado por el arquitecto Cayo Julio Lacer, cuyo nombre figura en una inscripción grabada en el propio monumento.


El puente fue concebido para dar continuidad a la calzada que unía Norba Caesarina (Cáceres) con Conimbriga (Portugal), cruzando el profundo tajo labrado por el río. Su estructura, de 194 metros de longitud total y una altura máxima de 71 metros sobre el lecho fluvial, se adapta a la topografía mediante seis grandes arcos de medio punto, distribuidos de manera desigual según la anchura del cauce. Fue construido con sillares de granito almohadillado, ensamblados sin argamasa, lo que pone de manifiesto la perfección alcanzada por la ingeniería romana en el trabajo de piedra.


En el centro del puente se alza un arco de triunfo de unos 14 metros de altura, coronado por un frontón, que sirve de homenaje al emperador Trajano. En su cara oriental se conserva una inscripción en latín con los nombres de las once ciudades que sufragaron la obra, todas ellas del área occidental de la Lusitania. Bajo el arco, una lápida honra al emperador y al constructor del puente, y se conserva una dedicatoria que concluye con la célebre expresión pontem perpetui mansurum in saecula mundi, es decir, “el puente que durará por siempre en el mundo”.



A un extremo del puente se encuentra un pequeño templo romano, el Templum Traiani, erigido también por Cayo Julio Lacer, cuya función era conmemorar al emperador y posiblemente proteger un altar votivo. Aunque en estado ruinoso, conserva parte de su estructura y cornisas molduradas.


A lo largo de su historia, el puente ha sido dañado en diversas ocasiones, especialmente durante las guerras contra Portugal en los siglos XVII y XVIII, la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil. Fue parcialmente volado y restaurado sucesivamente en los años 1543, 1762, 1819, 1860 y 1969. La última restauración integral fue acometida entre 2000 y 2004, devolviéndole parte de su solidez original.



El puente romano de Alcántara fue declarado Monumento Nacional en 1924 y es, en la actualidad, uno de los símbolos más representativos del legado romano en la península ibérica. Su monumentalidad, excelente estado de conservación y contexto paisajístico lo convierten en una obra maestra de la antigüedad y un testimonio excepcional de la capacidad técnica y simbólica de la ingeniería romana.






Conventual de San Benito

El conventual de San Benito, situado en el extremo norte del casco histórico de Alcántara, fue la sede principal de la Orden Militar de Alcántara a partir del siglo XVI. Esta orden, de origen leonés, trasladó su centro espiritual y administrativo a esta villa tras siglos de vinculación a la defensa de la frontera con el reino de Portugal. La construcción del conjunto conventual se desarrolló entre los años 1505 y 1576, y en él confluyen elementos del gótico final, el plateresco y el renacimiento clásico, con añadidos barrocos posteriores. Fue declarado Monumento Nacional en 1914 y está integrado en el conjunto histórico-artístico de Alcántara desde 1985.


El edificio se articula en torno a una iglesia de una sola nave de grandes proporciones, de planta rectangular, cubierta por bóvedas de crucería estrellada. La cabecera es poligonal y conserva restos de la sillería del coro alto, así como un retablo mayor barroco del siglo XVIII.


 La portada principal, situada a los pies, constituye uno de los elementos más notables del conjunto: es una portada-retablo en estilo plateresco, profusamente decorada, atribuida al maestro Pedro de Ibarra. Presenta columnas abalaustradas, medallones, relieves y escudos de la Orden, coronada por un frontón triangular que refuerza su carácter monumental.


El convento contaba con dos claustros, de los cuales solo se conserva parcialmente el principal. Éste muestra una arquería renacentista sobre columnas dóricas en la planta baja y jónicas en la superior, enmarcando un espacio central ajardinado. 


Alrededor del claustro se distribuían las dependencias conventuales: refectorio, cocina, celdas, biblioteca y archivo. El carácter representativo del edificio respondía al deseo de la Orden de Alcántara de consolidar su influencia política y religiosa en un periodo en el que estaba bajo la administración directa de la Corona, con los Reyes Católicos primero y Carlos V después como Maestres honoríficos.


En el ala sur del conventual se encuentran los restos del palacio prioral, residencia de los comendadores mayores de la Orden, que fue reedificado en el siglo XVII y parcialmente destruido en épocas posteriores. También formaba parte del conjunto un patio de armas y un sistema de acceso protegido que respondía a las funciones defensivas del lugar en el contexto fronterizo con Portugal.



Durante la desamortización del siglo XIX, el conventual fue abandonado y sufrió un progresivo deterioro. En el siglo XX se llevaron a cabo campañas de consolidación y restauración, siendo actualmente visitable y sede ocasional de actividades culturales. La grandiosidad de sus proporciones, la riqueza decorativa de su portada y la importancia histórica de la Orden que lo habitó hacen del conventual de San Benito uno de los conjuntos monásticos más significativos del renacimiento extremeño.



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