Situada en el corazón de la Ribera del Duero, la Ilustre villa de Peñafiel ha sido históricamente un enclave estratégico de gran relevancia. Fundada como plaza defensiva frente a los territorios musulmanes, su nombre, del latín Pinna Fidelis, alude a una “peña fiel” al poder cristiano. Su importancia creció especialmente durante los siglos XIII y XIV, convirtiéndose en centro político y económico del sur de la actual provincia de Valladolid. La villa fue señorío del infante Don Juan Manuel y residencia de varias casas nobiliarias. Hoy, es conocida por su rico patrimonio monumental y por ser uno de los núcleos principales de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
El monumento más destacado de la villa es su Castillo, construido entre los siglos XIV y XV sobre los restos de una fortaleza anterior documentada desde el año 943. De planta estrecha y alargada, adaptada al cerro sobre el que se asienta, ha sido comparado con la silueta de un navío y recibe por ello el apelativo de “el buque de Castilla”. Fue declarado Monumento Nacional en 1917 y alberga desde 1999 el Museo Provincial del Vino, que ofrece un completo recorrido por la cultura vitivinícola de la región.
A los pies del castillo se extiende la Plaza del Coso, una de las más singulares de España. Documentada ya en el siglo XIV, presenta planta rectangular irregular y está rodeada por más de cuarenta viviendas con balcones de madera que se alquilan tradicionalmente durante las fiestas. Ha sido utilizada desde antiguo como coso taurino y conserva ese uso en las celebraciones patronales. El conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en 1999.
Entre los edificios religiosos de mayor valor destaca el Convento de San Pablo, fundado en el siglo XIV por la Orden de los Dominicos sobre el antiguo alcázar de Alfonso X el Sabio. De estilo gótico-mudéjar, la iglesia conventual conserva el sepulcro del infante Don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor. La portada gótica es una de las más notables de la provincia. El edificio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931.
También merece mención la Iglesia de Santa María, con origen en el siglo XIV y reformada en épocas posteriores. Presenta una estructura de tres naves con capillas laterales y una torre que sobresale en el casco urbano. Junto a ella, la Iglesia de San Miguel de Reoyo, de estilo barroco, incorpora elementos procedentes de otros templos desaparecidos, entre ellos una portada plateresca de notable valor artístico.
La villa conserva varios tramos de su antigua muralla medieval, así como un entramado urbano que mantiene la estructura tradicional, con calles adaptadas al relieve y viviendas de arquitectura popular castellana. En las afueras, el mirador de Valdobar ofrece una excelente panorámica del castillo y de los valles del Duratón y del Duero.
Finalmente, en la pedanía de Padilla de Duero, se encuentra el yacimiento arqueológico de Pintia, antiguo asentamiento de la cultura vaccea. En él se han documentado necrópolis, hornos, viviendas y otros vestigios que permiten conocer la vida de este pueblo prerromano. La visita se completa con el aula arqueológica dedicada al yacimiento.
Peñafiel representa una de las más notables expresiones del patrimonio histórico de Castilla y León. Su fisonomía inconfundible, coronada por su castillo, y su papel en la historia del vino la convierten en una parada obligada para el viajero interesado en el pasado y las tradiciones de la meseta castellana, y conocemos la localidad recorriéndola con el video del reportaje fotográfico del Canal de YouTube.
Plaza del Coso
La Plaza del Coso, también denominada Corro o Corro de los Toros, es uno de los conjuntos urbanos más singulares de la provincia de Valladolid y una de las plazas mayores más antiguas y características de Castilla. Situada en el centro histórico de la villa de Peñafiel, en la comarca de Campo de Peñafiel, esta plaza constituye un notable ejemplo de espacio multifuncional vinculado a la vida comunal y a las celebraciones festivas desde la Edad Media.
El recinto tiene planta aproximadamente rectangular y está rodeado por más de cuarenta casas con balcones de madera superpuestos en varios niveles, denominados tradicionalmente “balcones del coso”. Estas estructuras están adaptadas para su uso durante los festejos taurinos, especialmente durante las Fiestas de Nuestra Señora y San Roque, celebradas cada mes de agosto. Durante esos días, los propietarios de las viviendas alquilan sus balcones a peñistas y visitantes, siguiendo una costumbre que se remonta al siglo XV.
La plaza conserva su función original como lugar de espectáculos y encuentros vecinales, especialmente los relacionados con las corridas de toros, encierros y festejos populares. Su uso como coso taurino está documentado desde el siglo XVI, aunque algunos autores consideran que pudo haber tenido ya ese uso en época bajomedieval. Se trata de un espacio abierto, sin construcciones permanentes en su interior, lo que permite su rápida adecuación para diferentes eventos.
Las edificaciones que conforman el perímetro de la plaza no siguen una alineación regular ni una altura homogénea, lo que contribuye a su particular fisonomía. La mayoría de ellas están construidas en materiales tradicionales —madera, adobe y tapial— y presentan elementos propios de la arquitectura popular castellana. Algunas han sido restauradas en las últimas décadas para mantener su valor tipológico. El conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico por la Junta de Castilla y León en 1999.
Además de su valor arquitectónico y etnográfico, la Plaza del Coso es un punto de referencia simbólico para la población local. En ella confluyen las calles principales del casco antiguo, y su situación al pie del castillo refuerza su carácter de centro cívico e identitario. Desde el centro del recinto se puede contemplar la silueta del Castillo de Peñafiel, que domina el horizonte desde la cima del cerro.
La Plaza del Coso de Peñafiel constituye, en suma, un ejemplo vivo de continuidad histórica, donde se funden la arquitectura tradicional, las fiestas populares y el urbanismo medieval castellano, siendo uno de los lugares más representativos del patrimonio cultural de la villa.
Bodegas Protos
En el corazón de la Ribera del Duero, al abrigo del castillo de Peñafiel, se encuentra la sede histórica de Bodegas Protos, una de las firmas vinícolas más emblemáticas de Castilla y León y pionera en la creación de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Fundada en 1927 por un grupo de viticultores de la comarca, la bodega adoptó el nombre latino protos, que significa “los primeros”, en clara referencia a su condición de fundadora y referencia de la zona.
La antigua bodega subterránea de Protos fue excavada en la roca bajo el cerro del castillo. Aún hoy conserva más de dos kilómetros de galerías destinadas a la crianza del vino en condiciones naturales de humedad y temperatura constantes. Estas instalaciones históricas se integran con la nueva bodega, inaugurada en 2008, diseñada por el arquitecto británico Richard Rogers, autor también del Centro Pompidou de París. El edificio contemporáneo, realizado en colaboración con el estudio español Alonso Balaguer, se caracteriza por su estructura de madera laminada y su integración en el paisaje. La nueva sede ha recibido varios premios de arquitectura internacional.
Protos cultiva sus viñedos en terrenos arcillosos y calcáreos de altitud, en las provincias de Valladolid, Burgos y Soria, donde predomina la variedad autóctona Tempranillo o Tinta del País. Sus vinos, reconocidos por su elegancia, concentración y capacidad de guarda, se han convertido en estandartes de la Ribera del Duero. Entre sus etiquetas más célebres se encuentran Protos Roble, Crianza, Reserva y Gran Reserva, junto con su vino de alta gama Protos Selección Finca El Grajo Viejo, elaborado a partir de cepas viejas seleccionadas manualmente.
Además del tinto, la bodega produce también un blanco elaborado con la variedad Verdejo, cultivada en la zona de La Seca (DO Rueda), y un rosado que ha adquirido notoriedad por su frescura y perfil moderno. La constante apuesta por la calidad, la innovación y el respeto al terruño ha convertido a Protos en una marca reconocida internacionalmente, presente en más de 90 países.
La visita a Bodegas Protos permite recorrer tanto las antiguas galerías excavadas en la roca como las modernas instalaciones de vinificación, culminando con una cata de vinos con vistas al castillo de Peñafiel. Es, por tanto, una experiencia que aúna patrimonio, arquitectura contemporánea y cultura del vino, en uno de los enclaves más representativos del viñedo castellano.
Y a continuación alguna fotografía más de esta población.
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