Brujas - Brugge - Flandes - Bélgica 🇧🇪

BRUJAS

Brujas, la capital de la provincia de Flandes Occidental en Bélgica, es una de las ciudades más pintorescas y bien conservadas de Europa. Conocida como “La Venecia del Norte” debido a sus numerosos canales, Brujas se destaca por su rica historia medieval, que se refleja en su arquitectura y calles empedradas. La ciudad ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es un destino popular por su encanto y belleza.


Entre los principales atractivos de Brujas se encuentra la Plaza Mayor (Markt), que es el corazón de la ciudad, rodeada de impresionantes edificios góticos y renacentistas. La famosa Torre Belfort, que se eleva 83 metros, ofrece vistas panorámicas de la ciudad tras subir sus 366 escalones. Esta plaza es un punto de encuentro vibrante y un lugar ideal para disfrutar de la vida local.


Los Canales de Brujas son otra de las joyas de la ciudad. Un paseo en barco por estos canales es una de las mejores maneras de apreciar la belleza de Brujas, ya que permiten disfrutar de la arquitectura y la tranquilidad de la vida en los canales. Los visitantes pueden admirar los coloridos edificios que se reflejan en el agua mientras exploran esta ciudad encantadora desde una perspectiva diferente.


La Basilica de la Santa Sangre es otro de los puntos de interés. Esta iglesia es conocida por albergar una reliquia que supuestamente contiene la sangre de Cristo. Su arquitectura combina estilos románico y gótico, convirtiéndola en un lugar de peregrinación importante y en un destino turístico fascinante.

El Museo Groeninge también es un lugar destacado, ya que alberga una valiosa colección de pinturas de los maestros flamencos, incluidos trabajos de Jan van Eyck y Hans Memling. Este museo refleja la rica historia artística de la región y ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en el arte flamenco.

El Lago del Amor (Minnewater) es un hermoso lugar rodeado de parques y senderos que invita a pasear y disfrutar del paisaje. La leyenda dice que las almas de los amantes que mueren en el lago encuentran la paz, lo que añade un toque romántico a este pintoresco entorno.


Finalmente, los molinos de Brujas, situados a las afueras del centro histórico, son otro atractivo que no debe pasarse por alto. Estos antiguos molinos de viento ofrecen una vista única del paisaje de la ciudad y son un recordatorio de su historia agrícola. Vídeo del Canal de YouTube con reportaje fotográfico por Brujas.


Muelle del Rosario - Rozenhoedkaai

El Muelle del Rosario, conocido en neerlandés como Rozenhoedkaai, es uno de los rincones más emblemáticos y fotogénicos de Brujas, Bélgica. Ubicado en el corazón del casco histórico, este muelle ofrece una vista única de los canales que atraviesan la ciudad, flanqueados por construcciones medievales perfectamente conservadas. Su ubicación estratégica, en la confluencia del canal Dijver con el canal Groenerei, lo convierte en un punto ideal para apreciar la arquitectura flamenca tradicional y el reflejo de los edificios en las tranquilas aguas.

La historia del lugar se remonta a los orígenes mismos de Brujas. En el siglo IX, cuando la ciudad comenzaba a desarrollarse como una fortaleza defensiva contra las incursiones vikingas, ya existía un embarcadero en esta zona. La palabra “Brujas” proviene del nórdico antiguo “Brygga”, que significa muelle o embarcadero, lo que subraya la relevancia de este punto como núcleo comercial y defensivo. Aunque las estructuras originales han desaparecido con el tiempo, el entorno aún conserva vestigios de aquel pasado fundacional.


Hoy en día, el Muelle del Rosario es un lugar de encuentro tanto para turistas como para habitantes locales. Desde allí parten muchas de las embarcaciones que ofrecen recorridos por los canales, una de las experiencias más recomendadas para descubrir la ciudad desde una perspectiva distinta. Los edificios que rodean el muelle, con sus tejados a dos aguas, fachadas de ladrillo y detalles ornamentales, enmarcan una estampa que parece detenida en el tiempo.

El entorno inmediato del muelle también aporta a su encanto. A pocos pasos se encuentran la Plaza de los Curtidores (Huidenvettersplein) y el histórico Mercado del Pescado (Vismarkt), donde aún se celebran mercadillos y ferias artesanales. Es habitual encontrar en la zona puestos de venta de chocolates, encajes y recuerdos, en un ambiente que conserva la identidad local sin perder autenticidad.


El Muelle del Rosario es especialmente recomendable al atardecer, cuando la luz cálida resalta los tonos rojizos de los edificios y crea una atmósfera serena y nostálgica. Desde el cercano puente de San Juan Nepomuceno, se obtiene una de las vistas más icónicas de Brujas, captada una y otra vez en fotografías y postales. Este rincón no solo representa un hito visual, sino también un espacio cargado de historia, perfecto para comprender el espíritu de una ciudad que ha sabido preservar su esencia medieval a lo largo de los siglos


Plaza Burg - Plaza Mayor - Grote Markt

La Grote Markt, o Plaza Mayor de Brujas, es el núcleo vibrante y pintoresco del centro histórico de la ciudad.  Esta amplia plaza rectangular, rodeada por edificios de ladrillo con fachadas de colores vivos y tejados escalonados, ha sido el corazón comercial y político de Brujas desde la Edad Media.  En su centro se erige el imponente Belfort, o Campanario de Brujas, una torre medieval de 83 metros de altura que ofrece vistas panorámicas de la ciudad tras subir sus 366 escalones.  La plaza también alberga el Mercado Cubierto (Hallen), un edificio medieval que originalmente servía como mercado de paños y que hoy en día alberga eventos y actividades culturales.  A lo largo de los siglos, la Grote Markt ha sido escenario de mercados, celebraciones y eventos históricos, consolidándose como el alma de Brujas. 


A poca distancia de la Grote Markt, se encuentra la Plaza Burg, otro de los espacios más emblemáticos de la ciudad.  Esta plaza, de dimensiones más reducidas, es un testimonio de la evolución arquitectónica y política de Brujas.  En ella se alzan el Ayuntamiento de Brujas, el más antiguo de Bélgica, construido entre 1376 y 1421 en estilo gótico-florido, y la Basílica de la Santa Sangre, un edificio que combina elementos románicos y neogóticos y que alberga una reliquia que, según la tradición, contiene la sangre de Cristo.  Además, la plaza está flanqueada por el Palacio de Justicia y el Museo Het Brugse Vrije, que ofrecen una visión del pasado judicial y administrativo de la ciudad.  La Plaza Burg ha sido testigo de importantes eventos históricos y sigue siendo un lugar de encuentro y reflexión en el presente. 

Ambas plazas, la Grote Markt y la Plaza Burg, son esenciales para comprender la rica historia y el patrimonio de Brujas.  Mientras que la Grote Markt refleja el dinamismo comercial y social de la ciudad, la Plaza Burg ofrece una mirada a su evolución política y religiosa.  Juntas, encapsulan la esencia de Brujas como una ciudad que ha sabido conservar su legado medieval mientras se adapta a los tiempos modernos.


Catedral de San Salvador - Sint Salvatorskathedraal

La Catedral de San Salvador, conocida en neerlandés como Sint-Salvatorskathedraal, es el principal templo religioso de Brujas y uno de los edificios más antiguos y representativos de la ciudad. Aunque Brujas cuenta con varias iglesias de gran valor arquitectónico, San Salvador ostenta el título de catedral desde 1834, cuando se convirtió en sede episcopal tras la independencia de Bélgica. Esta iglesia, originalmente construida en el siglo XII como una modesta parroquia románica, ha sido ampliada y modificada a lo largo de los siglos, incorporando elementos góticos y neogóticos que reflejan la evolución de la arquitectura religiosa en Flandes.

El edificio destaca por su robusta torre de ladrillo, que alcanza los 99 metros de altura y domina el perfil urbano del casco antiguo. A diferencia de otras catedrales más ornamentadas, la de San Salvador presenta una fachada sobria y maciza, acorde con la estética flamenca tradicional. En su interior se encuentran valiosas obras de arte, incluidos tapices de los siglos XVIII y XIX fabricados en Bruselas, pinturas de artistas flamencos y una sillería del coro finamente tallada. También alberga un órgano monumental construido por Aristide Cavaillé-Coll, considerado uno de los mejores organeros del siglo XIX.

Uno de los aspectos más destacados de la catedral es su conjunto de capillas laterales, que albergan tumbas y monumentos de obispos y nobles locales. La riqueza patrimonial de la catedral se complementa con su función espiritual, ya que continúa siendo un centro activo de culto y celebración litúrgica. A pesar de no tener la fama internacional de otras iglesias góticas europeas, la Catedral de San Salvador es un testimonio fundamental del pasado eclesiástico de Brujas y un lugar de gran importancia para entender la historia religiosa y cultural de la región.


Minnewater - Lago del Amor

Ubicado en el extremo sur del centro histórico de Brujas, el Minnewater, también conocido como el “Lago del Amor”, forma parte de un entorno natural y urbano de gran valor histórico. Este estanque, que en su origen cumplía una función portuaria como parte del sistema de canales navegables de la ciudad, se ha convertido hoy en un lugar de paseo y contemplación, apreciado tanto por residentes como por visitantes.

El lago se encuentra en el corazón del Minnewaterpark, uno de los espacios verdes más destacados de Brujas. Este parque combina naturaleza y arquitectura en un entorno sereno que invita al descanso. A lo largo del recorrido, es posible encontrar diversos elementos patrimoniales que reflejan la historia de la ciudad y su evolución a lo largo de los siglos.

Uno de los puntos más reconocibles del parque es el puente de piedra que cruza el lago. Desde él se obtienen vistas panorámicas del agua, en la que habitualmente nadan cisnes blancos, símbolo tradicional de Brujas. Este puente es también un lugar habitual para la fotografía turística y constituye uno de los rincones más pintorescos del casco histórico.

Entre las construcciones de interés en el entorno del parque, destaca la Poertoren, o Torre de la Pólvora, una estructura cilíndrica de ladrillo levantada en 1402. Situada en el margen oriental del Minnewater, esta torre servía como depósito de municiones y formaba parte del antiguo sistema defensivo de la ciudad. Su robustez arquitectónica y su localización estratégica la convierten en un testimonio importante del pasado militar de Brujas.

Otro edificio notable es el Castillo de la Faille, una residencia de estilo neogótico construida en el siglo XIX. Rodeado de vegetación y con vistas al lago, este castillo refleja el gusto romántico por lo medieval que caracterizó a la arquitectura historicista del siglo XIX.

Junto al Minnewater y en las inmediaciones del Begijnhof Ten Wijngaerde —uno de los beguinarios mejor conservados de Flandes— se encuentra también la Sashuis, o Casa de la Esclusa. Este edificio se encargaba históricamente del control del flujo de agua entre el lago y los canales de la ciudad mediante un sistema de compuertas. La Sashuis representa un ejemplo claro de arquitectura funcional medieval vinculada a la gestión hidráulica urbana.

El Beguinaje, fundado en el siglo XIII, conserva su estructura original de casas blancas organizadas en torno a un gran jardín interior. En el pasado fue habitado por beguinas, mujeres laicas que vivían en comunidad religiosa. Actualmente, está ocupado por monjas benedictinas y puede ser visitado parcialmente.

Finalmente, en el perímetro del parque también pueden observarse restos de torres y murallas antiguas que recuerdan el carácter defensivo del área. Estos elementos permiten comprender la importancia estratégica que tuvo el Minnewater dentro del sistema urbano de Brujas.

El Minnewaterpark representa una síntesis del encanto de Brujas: un lugar donde la historia, la arquitectura y el paisaje natural se integran de forma armónica. Por su riqueza patrimonial y su valor escénico, constituye una visita imprescindible para quienes deseen explorar con profundidad la herencia cultural de la ciudad.


Beguinario de Brujas - Begijnhof Ten Wijngaerde


Situado a pocos pasos del Minnewater, en el límite sur del centro histórico de Brujas, el Begijnhof Ten Wijngaerde —conocido en español como el Beguinario de Brujas— constituye uno de los conjuntos históricos mejor conservados y más representativos de la vida religiosa femenina en la Europa medieval. Fundado en 1245, este beguinario es el único que se ha mantenido en pie en la ciudad flamenca, y forma parte del conjunto de beguinarios flamencos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1998.

El Begijnhof fue creado como residencia para las beguinas, mujeres laicas que vivían en comunidad bajo normas religiosas, aunque sin haber tomado votos monásticos. Estas mujeres dedicaban su vida a la oración, al trabajo caritativo y a labores domésticas o asistenciales, conservando al mismo tiempo cierto grado de independencia económica y social. Esta forma de vida, que se desarrolló principalmente en los Países Bajos y el norte de Francia a partir del siglo XIII, representó una alternativa excepcional para muchas mujeres que deseaban una existencia espiritual sin integrarse plenamente en órdenes religiosas tradicionales.

El conjunto arquitectónico del Begijnhof de Brujas se organiza en torno a un amplio jardín central, bordeado por una serie de casas blancas de los siglos XVII y XVIII, todas uniformemente dispuestas y rodeadas por un muro de cierre. El acceso al recinto se realiza a través de una sencilla portada barroca, que da paso a un espacio marcado por el recogimiento y el silencio. En el centro del jardín crecen álamos y narcisos, cuyas floraciones primaverales ofrecen una de las imágenes más icónicas del lugar.

Dentro del beguinario se encuentra también una iglesia de origen gótico, dedicada a San Juan el Evangelista, reconstruida en el siglo XVII, y una pequeña casa-museo que recrea la vida cotidiana de las beguinas. El conjunto conserva intacta su atmósfera de contemplación y simplicidad, convirtiéndose en un espacio ideal para comprender una dimensión menos conocida, pero profundamente significativa, de la historia urbana y religiosa de Flandes.

Desde 1927, el Begijnhof de Brujas está habitado por monjas benedictinas, que continúan manteniendo el espíritu de vida religiosa tranquila que caracterizó al lugar durante siglos. Aunque la mayoría de los edificios no son accesibles al público, el jardín, la iglesia y el museo pueden visitarse con respeto a las normas de silencio y recogimiento que rigen el lugar.

El Beguinario de Brujas no es solo un testimonio arquitectónico, sino una ventana abierta a una forma de vida espiritual única en su tiempo. Pasear por sus senderos silenciosos y observar la sobriedad de sus construcciones permite al visitante conectar con un pasado que, aunque distante, sigue vivo en la quietud que impregna cada rincón del recinto.


Dejando seguidamente fotografías de esta maravillosa ciudad.



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