El Real Sitio y Villa de Aranjuez, ubicado en la comarca de Las Vegas, al sur de la Comunidad de Madrid, es un conjunto histórico, artístico y natural que representa uno de los más destacados ejemplos de urbanismo ilustrado en España. Situado entre los río a Tajo y Jarama, esta localidad, organizada en torno a la residencia estacional de la monarquía, ha sido concebida como un espacio armónico entre el poder, el paisaje y la ingeniería hidráulica. Su desarrollo fue impulsado por la dinastía de los Austrias y culminado bajo los Borbones, particularmente durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III.
El origen del Real Sitio se remonta al siglo XII, cuando el Maestrazgo de Santiago estableció una casa de recreo en la confluencia de los ríos Tajo y Jarama. Sin embargo, fue Felipe II quien, en el siglo XVI, tras declarar el lugar como Sitio Real, ordenó la construcción del Palacio Real de Aranjuez, el diseño de sus jardines históricos y la planificación de una red de canales, caminos y huertas que dieron forma al actual paisaje cultural. El Palacio, de estilo herreriano con añadidos barrocos y neoclásicos, fue ampliado por orden de Felipe V y Carlos III, destacando la obra de los arquitectos Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera y Francesco Sabatini.
Entre los elementos más notables del conjunto monumental se encuentran los Jardines del Príncipe, de más de 150 hectáreas, con un trazado mixto francés e inglés; el Jardín de la Isla, creado sobre un meandro del Tajo y decorado con esculturas clásicas y fuentes renacentistas como la de Apolo o la de Hércules y Anteo; y el Jardín del Parterre, diseñado a comienzos del siglo XVIII con claras influencias francesas, situado junto a la fachada oriental del palacio. Estos jardines no sólo tienen un valor estético, sino también simbólico y funcional, como espacios de representación del poder regio y de experimentación botánica.
A lo largo de los siglos XVIII y XIX, Aranjuez fue objeto de una profunda transformación urbana. Bajo Carlos III se proyectó una ciudad planificada, con amplias avenidas, plazas, edificios de servicios reales como el Real Cortijo de San Isidro, la Casa de Oficios y Caballeros, y una trama urbana pensada para acoger a nobles, funcionarios y comerciantes. Además, se desarrolló una importante infraestructura hidráulica para el riego de las huertas reales y el funcionamiento de las fuentes ornamentales, con azudes, canales y presas como la del Embocador o el canal de las Aves.
En el ámbito cultural, Aranjuez fue lugar de inspiración para músicos, literatos y viajeros románticos. El “Concierto de Aranjuez” (1939) de Joaquín Rodrigo, una de las piezas más célebres de la música española del siglo XX, evoca la atmósfera de los jardines reales. Además, el sitio conserva tradiciones locales como las fiestas de San Fernando, declaradas de Interés Turístico Nacional, y la Feria del Motín, que rememora los levantamientos populares de 1808.
En reconocimiento a su excepcional valor universal como ejemplo de paisaje cultural, donde se integran elementos arquitectónicos, agrícolas, hidráulicos y urbanos, la UNESCO inscribió el Paisaje Cultural de Aranjuez como Patrimonio Mundial el 14 de diciembre de 2001. Esta distinción avala no sólo la singularidad de su trazado y su patrimonio monumental, sino también su modelo de integración entre el medio natural y las intervenciones humanas planificadas desde el poder.
Hoy en día, el Real Sitio y Villa de Aranjuez conserva buena parte de su trazado original y constituye un destino de gran relevancia turística, cultural y patrimonial, visitado por miles de personas que buscan descubrir el legado de la monarquía ilustrada española en un entorno que ha sabido conjugar historia, arte y naturaleza y que recorremos con el vídeo del Canal de YouTube.
Palacio Real de Aranjuez
El Palacio Real de Aranjuez, ubicado en la villa madrileña de Aranjuez, constituye una de las residencias históricas de la monarquía española y forma parte del conjunto monumental del Real Sitio de Aranjuez. Su construcción se inició en 1561 por orden de Felipe II, quien encargó el proyecto al arquitecto Juan Bautista de Toledo, siendo continuado tras su muerte por Juan de Herrera. El palacio fue concebido como pabellón de caza y lugar de recreo real, dentro de un ambicioso proyecto de ordenación de Aranjuez como villa regia. Sin embargo, durante los siglos posteriores, las obras sufrieron diversas interrupciones y modificaciones, reflejándose en su arquitectura una evolución desde el Renacimiento hasta el Neoclasicismo.
Un momento fundamental en la historia del edificio corresponde al reinado de Felipe V (1700-1746), primer monarca de la Casa de Borbón en España. El palacio había sufrido graves daños durante la Guerra de Sucesión Española y fue Felipe V quien impulsó su reconstrucción y ampliación para adaptarlo a los nuevos gustos y necesidades de la corte borbónica. Entre 1715 y 1739, bajo la dirección de los arquitectos Pedro Caro Idrogo y Giacomo Bonavia, el palacio adquirió la estructura básica que hoy conocemos, destacando el uso alternado de piedra blanca de Colmenar de Oreja y ladrillo rojo, característico del clasicismo borbónico. Felipe V transformó el antiguo pabellón renacentista en una residencia de carácter palaciego, incorporando espacios de representación y recreo que reforzaban su imagen de poder.
El palacio se organiza en torno a un cuerpo central flanqueado por dos alas laterales, configurando una fachada de equilibrio clásico. Su interior conserva estancias notables como el Salón del Trono, el Gabinete de Porcelana —obra del reinado de Carlos III— y el Salón de los Espejos, todos ellos ricamente decorados con frescos, porcelanas y mobiliario de época.
Los jardines que rodean el palacio, como el Jardín de la Isla y el Jardín del Príncipe, son igualmente relevantes. Su diseño, iniciado en época de Felipe II, fue ampliado y perfeccionado durante los reinados de Felipe V y Carlos IV, incorporando influencias francesas, italianas y flamencas. Estos jardines, situados entre el río Tajo y el propio palacio, ofrecen una perfecta combinación de naturaleza y arte, con esculturas clásicas, fuentes monumentales y una rica colección botánica.
El Palacio Real de Aranjuez y su entorno fueron declarados en 2001 Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su excepcional valor histórico, artístico y paisajístico. Actualmente, el palacio está gestionado por Patrimonio Nacional y abierto al público, permitiendo descubrir uno de los ejemplos más notables del urbanismo cortesano de los Austrias y los Borbones en España.
Jardín del Rey
El Jardín del Rey es un jardín histórico situado junto al Palacio Real de Aranjuez, en la Comunidad de Madrid. Este jardín fue diseñado en la segunda mitad del siglo XVI, bajo el reinado de Felipe II, y es uno de los pocos ejemplos de paisajismo del Renacimiento en España.
El proyecto del Jardín del Rey fue concebido por Juan Bautista de Toledo en 1561 y ejecutado por Juan de Herrera entre 1577 y 1582. Este jardín fue diseñado como un “giardino segreto” o jardín secreto, una tipología de jardín privada y reservada, inspirada en los modelos italianos. Su ubicación, adosado al ala sur del Palacio Real, permite su contemplación desde las habitaciones reales, especialmente desde la galería meridional del palacio.
El diseño del jardín presenta una planta cruciforme, compuesta por dos ejes perpendiculares que se cruzan en una plaza central. Este cruce da lugar a ocho cuadros plantados con boj, en los que se disponen árboles frutales. En el centro de la plaza se encuentra una fuente de jaspe verde, obra de Roque Solario realizada en 1580. Los muros del jardín albergan hornacinas con bustos que representan a los doce césares romanos, así como bancos de piedra que invitan a la contemplación del espacio.
El suelo del jardín, originalmente cerámico, presenta empedrado de guijarros rodeado por losas de piedra de Colmenar, una característica distintiva de la arquitectura renacentista española. En el muro occidental se erige una estatua de Felipe II, obra de Pompeo Leoni de 1568, flanqueada por dos medallones que representan a Carlos I e Isabel de Portugal, realizados por Leone Leoni.
En 1622, durante el reinado de Felipe IV, el jardín experimentó una renovación bajo la dirección de Juan Gómez de Mora. Esta intervención consistió en la sustitución del conjunto escultórico original por una nueva iconografía relacionada con los emperadores romanos y los antepasados del monarca, con el fin de exaltar la dinastía de los Austrias al vincularla con el Imperio Romano. Posteriormente, en 1733, con la realización del Jardín del Parterre, se eliminó el muro oriental que cerraba el jardín, y en la época contemporánea se instaló una barandilla de hierro en su lugar.
Desde 1931, el Jardín del Rey está declarado Bien de Interés Cultural y, desde 2001, forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO.
Jardín de la Reina
El Jardín de la Reina es uno de los espacios más destacados del conjunto de jardines históricos que rodean el Palacio Real de Aranjuez, en la Comunidad de Madrid. Este jardín, que se encuentra junto al ala norte del palacio, fue diseñado originalmente como un área privada para el uso exclusivo de la familia real, similar al Jardín del Rey, con el que comparte ciertos elementos de diseño.
El origen del Jardín de la Reina se remonta a finales del siglo XIX, cuando se decidió transformar una explanada que servía de acceso al palacio en un espacio ornamental. Entre 1869 y 1872, se comenzaron a realizar las primeras modificaciones significativas, incluyendo la instalación de un surtidor central de mármol. En 1889, con la reubicación de varias fuentes de Ceres desde el Jardín del Príncipe, se incorporaron nuevas características, dando forma a la configuración actual del jardín.
En cuanto al diseño, el Jardín de la Reina sigue una planta similar a la del Jardín del Rey, pero en una escala más pequeña. En el centro del jardín se encuentra una fuente de piedra de Colmenar, que representa una pareja de amorcillos que sostienen un pez, un detalle que le otorga un aire romántico. El jardín está dispuesto en una planta de forma cruciforme, con ejes principales que se cruzan en una plaza central. Alrededor de esta plaza, se organizan ocho cuadros plantados con rosales y remates esféricos en las esquinas, una característica ornamental de la época.
El Jardín de la Reina fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y, junto con otros elementos del conjunto palaciego, fue incluido en 2001 en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad como parte del Paisaje Cultural de Aranjuez. Esta declaración subraya su importancia como ejemplo de jardinería histórica y su papel dentro del patrimonio cultural de España.
Jardín del Parterre
El Jardín del Parterre es uno de los espacios más representativos del Real Sitio de Aranjuez y un ejemplo destacado de jardinería barroca francesa en España. Situado junto a la fachada oriental del Palacio Real, este jardín fue concebido durante el reinado de Felipe V, entre 1728 y 1735, como parte de un ambicioso proyecto de renovación del conjunto palaciego.
El diseño original fue obra del ingeniero Esteban Marchand, mientras que la ejecución y la ornamentación vegetal estuvieron a cargo del jardinero francés Esteban Boutelou. El trazado del jardín sigue el modelo de parterre à la française, caracterizado por su simetría, geometría y el uso de setos de boj recortados en formas ornamentales. El jardín se organiza en tres grandes grupos alrededor de cuatro fuentes principales: las fuentes de las Nereidas, la fuente de Ceres y la fuente de Hércules y Anteo. Estas fuentes, junto con las praderas y los setos, crean una composición armoniosa que refleja el gusto estético de la época.
A lo largo del tiempo, el Jardín del Parterre ha experimentado diversas modificaciones. En 1751, Santiago Bonavía sustituyó los muros originales por una balaustrada de hierro con pilastras de piedra de Colmenar. Posteriormente, entre 1760 y 1763, Jaime Marquet reemplazó esta balaustrada por un foso perimetral con agua, conocido como ha-ha, que servía para delimitar el jardín sin obstruir las vistas.
El Jardín del Parterre fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2001. Su conservación y mantenimiento están a cargo de Patrimonio Nacional, que garantiza la preservación de este valioso ejemplo de jardinería histórica.
Hoy en día, el Jardín del Parterre sigue siendo un lugar de esparcimiento y contemplación para los visitantes de Aranjuez. Su diseño meticuloso, la riqueza de sus elementos ornamentales y su integración con el entorno palaciego lo convierten en una joya del patrimonio paisajístico español.
Jardín de la Isla
El Jardín de la Isla es una de las joyas paisajísticas del Real Sitio de Aranjuez y un referente de la jardinería renacentista en España. Situado al norte del Palacio Real, debe su nombre a su ubicación sobre una isla artificial formada por el río Tajo y una ría o canal que la separa del palacio. Este jardín fue concebido como un espacio de recreo y contemplación para la monarquía, integrando naturaleza, arte y arquitectura en un entorno armonioso.
La creación del jardín se remonta al reinado de Felipe II, quien en 1561 encargó al arquitecto Juan Bautista de Toledo su diseño, continuado posteriormente por Juan de Herrera. El trazado original presenta un eje longitudinal principal, en torno al cual se desarrollan cuadros rectangulares con una disposición simétrica, característica del estilo renacentista. A lo largo de este eje se suceden diversas plazas y fuentes que enriquecen el recorrido y ofrecen espacios de descanso y contemplación .
Entre las fuentes más destacadas se encuentran la Fuente de las Harpías, también conocida como Fuente del Espinario, que presenta una escultura de un niño extrayéndose una espina del pie; la Fuente de Venus, con la diosa escurriendo su cabello; y la Fuente de Hércules y la Hidra, que representa al héroe mitológico en su lucha contra el monstruo de múltiples cabezas. Estas obras escultóricas, junto con otras como la Fuente de Neptuno o la Fuente de Vertumno, reflejan la riqueza iconográfica y simbólica del jardín .
El jardín ha sido objeto de diversas intervenciones a lo largo de los siglos, incorporando elementos como el Salón de los Reyes Católicos, un paseo arbolado que ofrece vistas al río Tajo, o la Huerta del Infante, espacio destinado al cultivo de frutas y hortalizas para la corte. Además, cuenta con estructuras como cenadores, invernaderos y una pajarera, que enriquecen su valor histórico y paisajístico .
Reconocido por su valor cultural y estético, el Jardín de la Isla fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2001. Su conservación y mantenimiento están a cargo de Patrimonio Nacional, que garantiza la preservación de este valioso ejemplo de jardinería histórica.
Hoy en día, el Jardín de la Isla sigue siendo un lugar de esparcimiento y contemplación para los visitantes de Aranjuez. Su diseño meticuloso, la riqueza de sus elementos ornamentales y su integración con el entorno palaciego lo convierten en una joya del patrimonio paisajístico español.
Plaza de Parejas
La Plaza de Parejas es uno de los espacios más emblemáticos del Real Sitio de Aranjuez, destacando por su amplitud y su relevancia histórica como escenario de celebraciones cortesanas.
El nombre de la plaza proviene del “Juego de las Parejas”, un espectáculo ecuestre que alcanzó gran popularidad en el siglo XVIII. Este evento consistía en una coreografía a caballo donde cuarenta y ocho jinetes, divididos en cuadrillas, realizaban complejas figuras al compás de música marcial. Cada cuadrilla era liderada por miembros de la familia real o de la alta nobleza, y el espectáculo era presenciado por la corte desde tribunas decoradas con tapices y emblemas reales .
Situada frente a la fachada norte del Palacio Real de Aranjuez, la Plaza de Parejas está flanqueada por edificaciones históricas como la Casa de Oficios y Caballeros y la Casa de Fogones. Este entorno arquitectónico refuerza su carácter ceremonial y su integración en el conjunto palaciego .
Hoy en día, la Plaza de Parejas sigue siendo un espacio abierto utilizado para eventos culturales y recreativos, manteniendo su función original como lugar de reunión y celebración. Su diseño y conservación la convierten en un testimonio vivo de las tradiciones cortesanas y la vida palaciega de los siglos pasados.
La plaza forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2001, y está protegida por la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español .
Plaza de San Antonio
La Plaza de San Antonio, también conocida como Plaza de la Mariblanca, es uno de los espacios urbanos más emblemáticos de Aranjuez, integrándose armónicamente en el conjunto del Real Sitio. Situada al sur del Palacio Real, esta plaza fue concebida en el siglo XVIII como punto de conexión entre el núcleo palaciego y la ciudad, y ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos y sociales.
El diseño de la plaza se atribuye al arquitecto Santiago Bonavía, quien entre 1750 y 1752 proyectó este espacio como antesala de entrada a la ciudad desde el puente de Barcas. Originalmente, la plaza era un terreno irregular que albergaba construcciones y comercios destinados a atender a la comitiva real. La reordenación urbanística transformó este espacio en una plaza principal que serviría de elemento de conexión entre el conjunto palaciego y la nueva ciudad .
Uno de los elementos más destacados de la plaza es la Fuente de la Mariblanca, también conocida como Fuente de Venus. Inicialmente, esta fuente fue concebida como un monumento a Fernando VI, con una estatua del monarca en lo alto de una estructura triangular. Sin embargo, en 1760, Carlos III ordenó retirar la estatua del rey y, en su lugar, se colocó una escultura de Venus realizada por Juan Martínez Reina entre 1761 y 1762. Esta escultura, conocida popularmente como Mariblanca por su parecido con la existente en Madrid, presenta símbolos alusivos al agua, como un jarro que vierte líquido sobre una concha, un delfín a sus pies y el agua de la que emerge. Entre 1831 y 1836, Isidro González Velázquez transformó la estructura de la fuente, convirtiendo su cuerpo triangular en cilíndrico y añadiendo tres hornacinas con niños montados sobre delfines. Posteriormente, la figura fue orientada hacia el sur, estableciendo un contrapunto con la iglesia de San Antonio .
La plaza está flanqueada por edificaciones de gran relevancia histórica y arquitectónica. Al sur se encuentra la Iglesia de San Antonio, construida entre 1752 y 1753 según el diseño de Santiago Bonavía. Este templo de planta circular, realizado en ladrillo y piedra de Colmenar, destaca por su fachada compuesta a modo de arco de triunfo, con cinco vanos de medio punto entre pilastras jónicas, y un tambor cilíndrico coronado por una linterna que culmina en un chapitel bulboso. En los ángulos de su cabecera, y en conexión con las galerías laterales de la plaza, Jaime Marquet proyectó en 1768 cuatro pórticos serlianos, que consisten en un vano principal en arco carpanel flanqueado por dos vanos menores adintelados .
Al norte de la plaza se encuentra la Casa de Caballeros y Oficios, cuya construcción se remonta a 1584. Este conjunto de dependencias auxiliares, organizado en torno a dos patios, albergaba diversas funciones relacionadas con la corte, como cocinas, panaderías y alojamientos para criados y oficiales menores. Las obras de este edificio fueron completadas en 1770 bajo la dirección de Santiago Bonavía, quien siguió las trazas renacentistas de Juan de Herrera, utilizando el arco herreriano y el uso bicromático del ladrillo y la piedra blanca para unificar su estilo con el del palacio .
En el lado oriental de la plaza se sitúa la Casa de Infantes, construida entre 1769 y 1772 según un proyecto de Manuel Serrano. Este edificio de planta cuadrada, con patio central porticado, fue destinado inicialmente a la comitiva de los infantes Gabriel, Antonio Pascual y Francisco Javier. Tras diversas vicisitudes históricas, incluyendo su uso como Colegio de Huérfanas y su posterior adquisición por el Ayuntamiento en 1979, la Casa de Infantes sigue siendo un testimonio del urbanismo ilustrado de Aranjuez .
La Plaza de San Antonio, con su equilibrada disposición arquitectónica y su rica ornamentación escultórica, constituye un ejemplo destacado del urbanismo ilustrado del siglo XVIII. Su diseño y los elementos que la componen reflejan la intención de crear un espacio que combinara funcionalidad, estética y representación del poder real. Hoy en día, la plaza sigue siendo un lugar de encuentro y un punto de referencia en el paisaje cultural de Aranjuez, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2001.
Iglesia de San Antonio
La Iglesia de San Antonio de Padua de Aranjuez, también conocida como la Real Capilla de San Antonio, es una destacada muestra del barroco ilustrado español. Situada en el extremo sur de la Plaza de San Antonio, fue concebida en 1752 por orden de Fernando VI para reemplazar un oratorio anterior de tiempos de Felipe IV. El diseño original fue obra del arquitecto italiano Santiago Bonavía, y posteriormente, bajo el reinado de Carlos III, se amplió con la incorporación de una gran nave cuadrada con cubierta a dos aguas.
El templo presenta una planta central de geometría circular, rodeada por una galería porticada de cinco arcos de medio punto decorados con pilastras toscanas. Esta estructura se integra armoniosamente con las edificaciones circundantes, como la Casa de Infantes y la Casa de Caballeros y Oficios, mediante galerías de arcos que fueron añadidas tras la muerte de Bonavía por el arquitecto Jaime Marquet.
En 2003, la iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural y forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Este reconocimiento subraya su importancia histórica y arquitectónica dentro del conjunto monumental de Aranjuez.
Casas de Oficios y Caballeros
Las Casas de Oficios y Caballeros constituyen un conjunto arquitectónico de gran relevancia en el Real Sitio de Aranjuez, diseñado para albergar a los miembros del séquito real y a los funcionarios encargados de la administración y mantenimiento del palacio y sus alrededores. Este complejo se encuentra adyacente al Palacio Real y se organiza en torno a dos patios principales, reflejando la funcionalidad y la jerarquía de la corte española.
La Casa de Oficios fue la primera en construirse, iniciando las obras en 1584 bajo el reinado de Felipe II. El diseño original se atribuye a Juan Bautista de Toledo y fue continuado por Juan de Herrera, siguiendo el estilo renacentista característico de la época. Este edificio estaba destinado a albergar a los oficiales de boca del rey, como cocineros, panaderos y otros servidores, y se estructuraba en torno a un patio cuadrado con diversas dependencias funcionales.
Posteriormente, en el siglo XVIII, se añadió la Casa de Caballeros, destinada al alojamiento de caballeros con cargos en la corte, como mayordomos y gentilhombres de cámara. La construcción de esta sección fue dirigida por Santiago Bonavía y culminada por Jaime Marquet hacia 1767, bajo el reinado de Carlos III. Ambas casas están conectadas al Palacio Real mediante un brazo porticado, facilitando el acceso directo al complejo palaciego.
Arquitectónicamente, el conjunto destaca por su uso de ladrillo y piedra blanca, creando un contraste visual que armoniza con el estilo del Palacio Real. Las fachadas presentan arquerías en la planta baja y ventanas alineadas en la superior, mientras que las cubiertas están realizadas con lajas de pizarra. Esta combinación de materiales y elementos arquitectónicos refleja la influencia del estilo herreriano y la continuidad estética del conjunto monumental.
En reconocimiento a su valor histórico y arquitectónico, las Casas de Oficios y Caballeros fueron declaradas Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931 y están protegidas como Bien de Interés Cultural. Además, forman parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2001, lo que subraya su importancia dentro del patrimonio histórico español.
Hoy en día, este conjunto arquitectónico sigue siendo un testimonio del esplendor y la organización de la corte española durante los siglos XVI al XVIII, ofreciendo a los visitantes una visión única de la vida palaciega y la estructura administrativa del Real Sitio de Aranjuez.
Jardín de Isabel II
El Jardín de Isabel II es un espacio verde emblemático en el corazón de Aranjuez, situado junto a la Plaza de San Antonio. Este jardín destaca por ser el primer espacio ajardinado de uso público en la ciudad y posiblemente uno de los primeros en España con esta característica .
Su origen se remonta a la década de 1830, cuando se decidió embellecer un solar que anteriormente servía como lugar de descanso para las caballerizas. Entre 1830 y 1834, se transformó este espacio en un jardín público, con el objetivo de mejorar la vista desde el Palacio Real .
El diseño del jardín presenta una disposición en forma de cruz, con dos avenidas principales que se cruzan en una plaza circular central. Esta plaza está adornada con ocho bancos de piedra de Colmenar, obra de Sabatini, y ocho vasos de Jean Thierry. En el centro se erige una escultura en bronce de Isabel II niña, sobre un pedestal de mármol, rodeada por una verja de hierro atribuida a Narciso Pascual Colomer. La escultura fue promovida por el embajador francés Juan Luis Brunet y realizada por Desboeufs y L. Ravrio .
A lo largo de su historia, el jardín ha experimentado diversas transformaciones. Durante la Primera República, su nombre fue cambiado a Jardín de Serrano y la escultura de Isabel II fue retirada, siendo reinstalada en 1875 bajo el reinado de Alfonso XII. Tras la Guerra Civil, el jardín presentaba un diseño simplificado, y fue restaurado entre 1999 y 2000 para recuperar su esplendor original .
El Jardín de Isabel II fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2001 . Hoy en día, este jardín sigue siendo un lugar de esparcimiento y contemplación para los visitantes de Aranjuez, ofreciendo un remanso de tranquilidad en pleno casco urbano.
Real Convento de San Pascual
El Real Convento de San Pascual es una de las construcciones religiosas más destacadas del Real Sitio de Aranjuez, tanto por su valor arquitectónico como por su relevancia histórica. Situado en la calle del Rey, frente al antiguo Hospital de San Carlos, este convento fue erigido por orden de Carlos III entre 1765 y 1770, con el propósito de albergar a una comunidad de frailes franciscanos descalzos de la rama alcantarina. La iniciativa partió del padre Joaquín de Eleta, confesor del rey, quien desempeñó un papel fundamental en su fundación .
El proyecto arquitectónico fue inicialmente encargado al italiano Marcelo Fontón, quien comenzó las obras en agosto de 1765. Sin embargo, debido a desavenencias con el padre Eleta, Fontón fue apartado de la dirección, y la supervisión pasó a manos de Francesco Sabatini, arquitecto de la corte y responsable de otros importantes proyectos en España. Sabatini completó la obra en enero de 1770, dotando al edificio de una fachada neoclásica de gran sobriedad, flanqueada por dos torres y adornada con pilastras y un frontón curvo .
La iglesia del convento presenta una planta de cruz latina, con capillas laterales y una cúpula sobre el crucero. En su altar mayor destaca una pintura de Anton Raphael Mengs que representa a San Pascual Bailón adorando el Santísimo Sacramento, una obra que refleja el gusto neoclásico promovido por Carlos III .
Tras la desamortización del siglo XIX, el convento fue cedido en 1858 a las monjas concepcionistas por deseo de la reina Isabel II. Durante la Guerra Civil Española, el edificio sufrió saqueos e incendios que afectaron a su patrimonio artístico . Posteriormente, en la posguerra, fue utilizado como campo de concentración y, más tarde, como prisión femenina por el régimen franquista .
En 1999, el Real Convento de San Pascual fue declarado Bien de Interés Cultural, y actualmente está gestionado por Patrimonio Nacional. Forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2001 . Este monumento no solo es testigo de la historia religiosa y política de España, sino también un ejemplo destacado de la arquitectura neoclásica del siglo XVIII.
Iglesia de Alpajés
La Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, también conocida como Iglesia de Alpajés, es uno de los templos más antiguos y emblemáticos de Aranjuez. Situada en la calle del Príncipe, a orillas del río Tajo, su historia se remonta al siglo XVII, cuando se construyó para servir a la comunidad del antiguo barrio de Alpajés, posteriormente integrado en el casco urbano de la ciudad.
La construcción del templo comenzó en 1681 bajo la dirección del arquitecto Cristóbal Rodríguez de Jarama, maestro de obras del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial. En 1690 se completó la planta del edificio, aunque la capilla mayor quedó pendiente. La iglesia presenta una planta de cruz latina con brazos de crucero poco desarrollados, inspirada en el modelo de la iglesia del Gesù de Roma, característico de la arquitectura jesuítica del siglo XVI. La fachada combina ladrillo visto y piedra blanca de Colmenar, y está adornada con el escudo heráldico de Carlos II y el Toisón de Oro .
En el siglo XVIII, el arquitecto italiano Santiago Bonavía, junto con Alejandro González Velázquez, intervino en el diseño interior del templo, añadiendo una cúpula octogonal sobre el crucero, coronada por una linterna. Esta cúpula fue reconstruida tras los daños sufridos durante la Guerra Civil Española, cuando la iglesia fue parcialmente destruida y perdió elementos como la estatua del Sagrado Corazón de Jesús que decoraba su exterior .
Actualmente, la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias es la parroquia principal de Aranjuez y está bajo la jurisdicción de la Diócesis de Getafe. Además de su función religiosa, es un importante punto de referencia cultural y patrimonial en el Real Sitio, formando parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2001.
Y más fotografías de esta interesante población. Real Sitio y Patrimonio de la Humanidad.
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